꧁Capítulo 12꧂

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"Las peores luchas son las que tienes contigo mismo"

Alice

No sé qué fue lo que pasó, aún es un misterio por resolver. Dylan no nos esperó, tampoco nos llamó para decir que se tuvo que ir antes o alguna explicación.

Con Vidal decidimos irnos caminando a su casa. El colegio quedaba un poco cerca de la colonia donde vivimos.

—¿Falta mucho? —Vidal preguntó como por quinta vez.

—Ya casi —íbamos caminando en nuestra pose habitual, nuestros brazos entrelazados.

—Siempre dices eso, ya me cansé —giró su cabeza, pude ver sus ojos hermosos y me hizo un puchero.

—Aguanta, ya estamos entrando.

—¿Te quedarás?

—No lo sé Vidal...

—Tenemos que estudiar ¿no?

—Sí, pero no es necesario hoy —no quiero encontrarme con Dylan y mientras más tiempo pase con Vidal todo se vuelve más confuso.

—Claro que sí, todos los días son necesarios Alicia.

—Llegamos —dije en un tono ¿Triste?

«¿Por qué tristeza Alicia?»

No quiero dejar a Vidal.

—Bueno, llegó la despedida entonces —lo vi y torció sus labios en una sonrisa, sabía lo que se venía.

—Supongo, pero antes esperaré que entres a la casa.

—No me pasara nada.

—Toca el timbre o no hay despedida.

—Está bien —sonó el timbre, dentro de la casa gritaron Voy.

Abrieron la puerta, era Pamela —Chicos, que bueno que ya vinieron, pasen.

—Yo me voy, solo vine a dejar a Vidal.

—¿Y Dylan? —preguntó Pamela.

—No nos esperó —Vidal hablo firme.

—¿Por qué no? —en sus ojos también había confusión —¿Tampoco les llamo?

—No, pensamos que ya estaba aquí —hable apenada, ¿y si le pasó algo?

—Iré a ver a su habitación, tal vez no lo vi entrar —empezó a caminar —Alice sirve el almuerzo para ustedes dos.

—Eso quiere decir que si te quedarás —la voz de Vidal sonaba triunfante.

—No por mucho, después debo irme.

—Lo sé, pero son más minutos contigo —sentí algo en mi estómago, ese cosquilleo.

¿Será que él siente lo mismo?

«Quizá... No lo averiguaras si no le preguntas»

Seguí sirviendo la comida e ignorando a mi conciencia, el almuerzo realmente se miraba delicioso.

—Aquí tienes —le dejé su comida y me senté enfrente de él.

—¡Gracias!

Comimos en silencio por unos minutos cuando bajó Pamela.

—Arriba no está y no contesta el teléfono —Pamela llegó con el teléfono de la casa en sus manos.

—Ya vendrá tía no te preocupes, de seguro anda con los del equipo de fútbol —Vidal comía su ensalada.

Amor Surgente © ✔️Where stories live. Discover now