꧁Capítulo 34꧂

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"Una segunda oportunidad para terminar de ser feliz"

Alice

En mis manos tenía el álbum de fotos del día de la fiesta, y digo fiesta porque fue algo más grande de lo que yo había pensado. En la portada claramente estábamos Vidal y yo, era la foto que nos tomaron al llegar al lugar. Lucíamos muy bonitos de nuestra parte.

Mientras pasaba las páginas y observaba cada recuerdo de ese día, Vidal estaba recostado en mi cama comiendo palomitas de maíz y para ambientar el lugar de fondo sonaba "Somewhere only we know" de Keane.

—¿Cómo salieron las fotos? —Vidal habló con la boca llena de palomitas.

—Salieron demasiado bien para ser nosotros.

—Pero... ¿Qué dices? —se sentó en la cama con el tazón de palomitas —Si nosotros dos somos los ángeles más guapos y sexys de esta existencia.

—¡Oh cielos! —solté una pequeña risa —¿Hablas enserio?

—Claro que si cariño —pude ver que tomo un puño de palomitas y las metió a mi boca —Están ricas, ¿No?

Apenas podía hablar —Sí, están muy buenas.

—Sabes... ese álbum lo hizo mi tía porque se lo pedí —soltó despacio —Quiero capturados todos los momentos lindos contigo y sé que tal vez en un futuro los pueda ver con mis propios ojos y no con mi imaginación.

—Eso quiere decir que... —si es lo que estoy pensando seré la chica más feliz del puto mundo.

—Si amor, estoy pensando en operarme y sé que si no resulta tu estarás para mí, ¿No es así?

Coloque el álbum en el suelo y me acerque a Vidal —Claro que estaré siempre para ti.

Este es un sueño hecho realidad, desde que Edgar se ofreció a operar a Vidal le he pedido a Dios que acepte y eso paso el día de hoy. No dejaré que se eche para atrás o se desanime, yo estaré para alentarlo y que anhele esa cirugía.

Lo siguiente que paso fue demasiado rápido, no medí los segundos en los que me encontraba sentada en la cama y pasé a estar besando a Vidal. Claro que eso no era un problema, pasaría todo el día besándolo y no me cansaría, pero la cuestión fue en la posición que estábamos. Yo estaba sentada a horcajadas encima de Vidal. El beso se tornó suave, como si tuviéramos toda la vida para saborear nuestros labios, pude sentir como Vidal coloco sus manos en mis caderas, pero eso no impidió que siguiéramos mordiendo nuestros labios.

Ninguno de los dos hablaba, estábamos muy concentrados en la guerra que se desato con nuestras lenguas, esto era muy... exquisito. Podía sentir algo diferente, la sangre se me iba calentando poco a poco. Hasta que sentí como Vidal apretó mis nalgas con sus manos y me presiono con su anatomía y a decir verdad se sintió demasiado bien. En ese momento ambos rompimos el beso, nos dimos cuenta de lo que hacíamos y lo que probablemente pasaría después si no nos deteníamos en ese momento.

—Alice —habló y su voz era demasiado ronca, nunca lo había escuchado así.

—Vidal —yo de mi parte estaba muy agitada.

—Perdón, sé que me sobrepase...

—Ambos nos... —joder no sabía que decir —Ambos nos dejamos llevar.

—Creo que ya se hizo algo tarde —¿Era indirecta para que me quitara? porque si amigos, yo seguía encima de él.

—Sí, ya son las siete —me quite despacio y me deje caer al otro lado de la cama.

Amor Surgente © ✔️Onde histórias criam vida. Descubra agora