꧁Capítulo 39꧂

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"Caminando hacia la felicidad"

Alice

Hoy es la boda de mi madre, y estoy súper ilusionada con todo esto. Todos los arreglos nos salieron bien y estoy orgullosa de todo el trabajo que hice en estos meses.

—¿Y si falta algo? —mi madre daba vueltas por toda la habitación.

—No mamá, tranquila yo supervise todo, lo único que tienes que hacer es sentarte y esperar que te arreglen, ¿De acuerdo?

—Es que... Dios tengo nervios, nunca pensé que sentiría esto de nuevo.

—Solo te puedo decir que esto es normal y trata de respirar —la detuve y agarre sus hombros —Respira mamá.

—Bien —empezó a seguir mis indicaciones.

Las dos ya nos encontrábamos con nuestros vestidos. El de ella era realmente hermoso, de color blanco, se pegaba a su figura con un escote atrevido pero muy lindo, tenía pedrería en la parte de arriba y abajo la tela blanca caía de una forma muy linda, Lucía Miller se veía una diosa el día de su boda.

Mientras mi vestido era de un color café pálido, muy simple pero hermoso, porque no podía opacar a mi madre.

—Alice —tocaron la puerta.

—¿Si? —abrí y pude ver a Cata.

—Los estilistas están aquí —informo.

—Bien que pasen —me hice a un lado.

—¿Dónde está la hermosa novia? —hablo un muchacho no mayor de treinta años.

—Por aquí —mi madre levanto la mano.

—¡Oh, divina! —se puso las manos en la boca —Chicas por aquí —llamo al resto del equipo.

Desde que ellos entraron al lugar no sentí el tiempo, ellos caminaban, corrían, jalaban maquillaje, nos peinaban, pintaban nuestras uñas, hacían de todo. No sé cuánto tiempo les llevo hacer todo esto.

—Otra obra de arte de Lucían —habló nuestro estilista.

—¿Ya? —pregunto mi madre.

—Todas unas diosas —hablo la chica que usaba lentes de corazones.

—Se miran hermosas —la chica con los cabellos rebeldes no se tardó en hablar.

—Tenemos que irnos ya —Harry entro a la habitación y se quedó callado —Están... Lucía estás... diablos me dejaron sin palabras.

—No seas bobo —le di un manotazo.

—¡Alice! —mi madre regañándome, que sería un día sin que me regañara.

—Bien vámonos —hable de ultimo.

Bajamos las escaleras de la casa y camínanos hacía el auto. Harry y Ross se habían encargado de decorarlo y les quedo bellísimo. El auto se empezó a menear en camino hacía la iglesia. Podía ver con claridad que mi madre era un manojo de nervios.

—Llegamos —Harry se estaciono —No se bajen, yo les abriré la puerta.

El rodeo el auto por adelante y llegó a la puerta donde yo me encontraba y me ayudo a bajar. Le extendió la mano a mi madre y ella la tomo para poder salir.

—Gracias Harry —le sonrió.

—Aun no me agradezcas, que te tengo que acompañar hasta el altar con mi padre —sonrió de una manera cómplice.

—Gracias por eso también.

—Para mí es un gusto, de verdad te agradezco por devolverle la alegría a mi padre. No lo veía así desde que mamá murió, pero ahora la vida me premio con una madre y una maravillosa hermana —se me quedó viendo.

Amor Surgente © ✔️Where stories live. Discover now