Tᴏᴅᴏ ᴘᴏʀ ᴜɴ sɪᴍᴘʟᴇ ᴅᴇsᴇᴏ (Transmigración) [EN PAUSA]

Capítulo VI

A solo un día del viaje para ir en búsqueda de los Wen, Wang Yibo estaba en un gran conflicto interno. Si bien ha recuperado recuerdos del alma anterior, todavía no tiene ni la menor idea de cómo luce el rostro de Wen Qing para poder dar con su paradero.

Solo alguien tan idiota como él olvidaría ese importante detalle.

Al menos para calmar su preocupación, no tendría que enfrentarse a hablar de frente con su rostro si los personajes de este mundo hubiesen mantenido la apariencia de los actores del drama. Eso sería jodidamente incómodo, sin mencionar su forma extraña de sentirse cerca de Lan Wangji.

Wang Yibo nunca imaginó que se sentiría atraído en menos de dos meses hacia un hombre que apenas conoció. Después de todo, no es alguien que cae con aquello llamado amor a primera vista.

Aunque tal vez pueda aplicarse en esta ocasión. Él qué sabe.

Pero volviendo a lo importante.

Wang Yibo no sabe cómo contactarse con Wen Qing y salvar a su familia; tiene tan solo un maldito día para encontrar una solución a ese problema.

—Idiota, idiota, idiota, ¿cómo demonios no lo pensé antes? —murmuró para sí mismo, caminando de un lado a otro bajo un árbol de quien sabe qué en aquel campo de lindos conejos blancos.

Lan Wangji le había permitido ir a caminar por la Profundidad de las Nubes, mientras él y su tío tenían una charla sobre las viviendas de los nuevos habitantes que recibirían. Cuando vio por primera vez a tantos lindos y esponjosos conejos, no pudo evitar arrastrarse maravillado hasta ese lugar en donde se sentó sobre el césped, permitiendo que las pequeñas criaturas se le subieran en el regazo.

Él se había entretenido acariciándolos y jugando con ellos, hasta que recordó repentinamente el hecho de traer a los hermanos Wen y su familia a Gusu. Entonces tomó en cuenta que no tenía ni la menor idea de quién era Wen Qing. Tampoco cómo contactarse con ella; y menos algún indicio de cómo se vería para reconocerla.

—¡Simplemente un total imbécil! —se quejó al aire, con nadie en particular—...supongo que la idiotez se pega cuando tomas el cuerpo del dueño idiota, ¿no es así?

Frustrado, se detuvo. Wang Yibo se revolvió el cabello, antes de que un ave graznara desde la cima del árbol. Cosa que lo frustró más, ya que infantilmente sintió que el pájaro se estaba burlando de él; así que sin más se acercó, y pateó con todas sus fuerzas el tronco.

Pero Wang Yibo tuvo un error de cálculos, y al sacudirse, cayó un fruto del árbol dándole un doloroso golpe en la cabeza.

Wang Yibo quedó inconsciente.

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Cuando volvió a abrir los ojos, despertó rodeado de una absoluta oscuridad. Wang Yibo miró hacia todas partes conmocionado, temiendo haberla cagado nuevamente y ahora sí, haber terminado en el mismísimo Diyu.

Sin embargo una voz rompió sus expectaciones, y alivió su terror. —Ah, ah, ¡pero mira nada más a quién tenemos de visitas!

Wang Yibo siguió la dirección de donde provenía aquella voz, y frente a él una Joven que no parecía tener más de dieciséis años se materializó delante suyo; ella llevaba una sonrisa llena de diversión y suficiencia. Sus rasgos faciales se le hacían demasiado extraños, dándole a entender su diferencia de orígenes. Vestía ropa casual de su mundo, con un chaleco y buso holgado. Tenía su cabello más debajo de sus hombros de color castaño claro, sus ojos marrones y usaba gafas; extrañamente tenía un lunar en medio de sus cejas.