Capítulo IX

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Wang Yibo estaba iracundo a más no poder. Su indignación iba en crecimiento a cada segundo con solo mirar las condiciones en las que aquellas pobres personas se hallaban trabajando.

Se trataban únicamente de simples civiles, en evidente estado de maltratos y desnutrición. De no ser por la mano persistente de Lan Wangji en su muñeca, habría tomado a Chenqing y con una única soplada enviar a todos al mismo demonio.

—¡¿Es que acaso no lo ven con sus estúpidos ojos?! ¡¿Dónde mierda aprendiste que a una mujer de la tercera edad se la trata de esa manera?! ¡¿les falta un poco de sentido común o qué?! —gritó con el rostro rojo por la ira, provocando que los guardias Jins se encogieran de terror de rodilla en sus lugares.

El jefe de ellos, incluso con el pavor tuvo que responder para intentar aunque sea salvarse el trasero justificándose con un. —¡E-El Joven A-Amo Jin ZiXun dijo que no importaba si eran o no ancianos! ¡S-Son todos unos perros Wen!

—¡Aquí el único perro mugroso e insensible es tu estúpido Joven Amo! —Wang Yibo se obligó a respirar, sin embargo manteniendo la amenaza en su voz cuando bajó el volumen hablando con suavidad—....ahora mismo quero que todos, y cada uno de estos civiles sean liberados. ¡Sin objeciones! O de lo contrario, les esperará un peor final del que pudieron imaginar...¿debo repetirme?

—¡E-Enseguida Joven Maestro!

Unas cuantas inclinadas más, todos se levantaron de golpe comenzando a liberar a las personas. Estos Wen se vieron confundidos al ser repentinamente soltados, y excusados de sus deberes.

Por su parte, Wang Yibo sintiendo cómo la tensión hacía de las suyas en su cuerpo además de la energía resentida por la ira, dejó salir un sonoro jadeo producto a la rigidez mientras su hombros se soltaban ligeramente. Aquella mano que mantenía su muñeca sostenida, se presionó un poco más. —¿Wei Ying?

Wang Yibo se obligó a mirar a su compañero, dándole una ligera sonrisa que no llegó a sus ojos como suele ser. —Estoy bien, Lan Zhan...es solo que... —llevó su mano libre a su rostro para restregárselo con rudeza. Momentos después sintiéndose un poco menos rígido añadió enfrentándose al mayor—....no puedo creer que a nadie le pese el corazón tratar de esta manera a personas indefensas. ¿Dónde has visto que un niño de cinco años sea capaz de luchar en una guerra? ¿o incluso a un anciano que apenas puede sostener su peso por los dolores de sus rodillas? ¿qué me dices de una mujer embarazada, que ha intentado de todas las formas posibles mantener a salvo a su bebé? No es posible que sigan existiendo sujetos como los Jins, que abusen de su poder solo porque tienen tanta fortuna. Lo que tienen de riqueza les falta de cerebro...

—Entonces, es bueno para ellos que existan personas como Wei Ying —respondió Lan Wangji, luego de un breve momento de silencio.

Wang Yibo parpadeó perdido. —¿Qué quieres decir?

El menor no sabe si fue o no, producto de su imaginación. Pero le pareció ver una suave curvatura en los labios del Jade cuando dijo. —Wei Ying es su héroe. Tiene un corazón único.

Wang Yibo de inmediato sintió el calor en sus mejillas, por lo que se obligó a apartar la pirada tosiendo con incomodidad. —A-Ah Lan Zhan; qué cosas dices...

Lan Wangji mantuvo su expresión impasible. —La verdad.

—Suficiente HanGuang-Jun; no puedes ir y decir algo de tal magnitud, sin esperar que mi corazón sufra las consecuencias... —murmuró el más Joven, con su mano todavía en su rostro temiendo que vieran su completo rubor. ¿Es que realmente Lan Wangji no era consciente de lo que causaba en él?

Antes de que alguna palabra saliera de los labios del Jade, los guardias Jins regresaron asegurando que todos los civiles habían sido liberados y reclutados en la planta principal del sitio. Wang Yibo y Lan Wangji intercambiaron miradas, para luego moverse en aquella dirección.

Tᴏᴅᴏ ᴘᴏʀ ᴜɴ sɪᴍᴘʟᴇ ᴅᴇsᴇᴏ (Transmigración) [EN PAUSA]Where stories live. Discover now