𝟖 - 𝐈𝐧𝐡𝐚𝐥𝐚, 𝐞𝐱𝐡𝐚𝐥𝐚

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Me recuesto con Monty en el campo de Quidditch. Él descansa sus brazos detrás de su cabeza y los míos descansan en mi panza redondeada por los duraznos y galletas que me he robado de la cocina. La luna nos mira de vuelta, enganchada al cielo adornado con estrellas como lentejuelas. Queso¸ creo. Definitivamente está hecha de queso.

"¿Y ellos han sido amables?" pregunta Monty.

"Increíblemente," dijo. "Muy corteses. Para nada cómo lo describen los periódicos."

"Pero, has dicho que Draco no te ha hablado."

"Aún," añadí. "Pero lo hará. ¡Tiene que hacerlo! Este libro va a ser grande. Puede que restaure alguna dignidad al apellido Malfoy."

"Tal vez pueda decirle algo. Por lo que soy capitán y eso."

Mis palmas reposaban hacia abajo y se deslizaron en el césped distraídamente, sintiendo la suavidad de las hojas entre mis dedos mientras consideraba la sugerencia de Monty.

Una vez, en quinto año, cuando Monty había sido persuadido para unirse a la Brigada Inquisitorial por Dolores Umbridge; Fred y George Weasley habían empujado su cabeza sin pensar en el armario evanescente tomando represalias. Desafortunadamente, lo que se suponía que era una broma inocente, resultó ser desastrosa para Monty y nunca ha vuelto a ser el mismo después de eso.

Había emergido en un estado inexplicable y desorientado por semanas después de eso, y, mientras se recuperaba del todo, su comportamiento continuaba errático; una mezcla entre un cargue de electricidad que podía iluminar la habitación y encenderse como fuego sobre tu espalda, calmado esta noche, pero un remolino de rabia mañana – nunca vas a saber cuál.

"Está bien, creo que puedo manejar a Draco por ahora," sonrío. "Pero, gracias, Monty. No tienes idea de lo que significa este proyecto para mí.

"Lo sé, de hecho," dice, dándose vuelta hacia mí. Las opalescentes hojas de la luna cincelan su nariz y sus mejillas como los bustos de mármol de Carrara en la mansión Malfoy, profundizando sus ojos y rozando sus labios con su brillo perlado. "¿Puedo decirte algo, Ains?"

"Por supuesto."

"Fui yo."

"¿A qué te refieres?"

"El trabajo. Rita. El profeta."

En la distancia, el lago negro salpicaba sus orillas. Parpadeo, tratando de comprender lo que Monty estaba tratando de decir. Monty me lo estaba diciendo. "Te refieres a que... ¿tú me conseguiste este trabajo? ¿Pero, cómo?"

"Mi padre conoce al editor en el Profeta," suelta con entusiasmo. "Barnabas Cuffe, él es un viejo amigo. De todas formas, escuché el rumor de que planeaban hacer el libro sobre los Malfoy, y pude haber soltado tu nombre varias veces, metiéndolo en conversaciones y así. Rita me escribió, me preguntó por ti. Le dije que tu escribías para el Hogwarts Digest y que eres muy, muy buena en lo que haces.  Porque, de verdad lo eres. He leído todos y cada uno de tus artículos."

No puedo explicar lo que sentí. Una bomba del amor, explotando sobre mí y llenando mis pulmone y estómago con brillantina y confetti. Cada pequeña célula en mi cuerpo brincaba de alegría. Todo explota con una sonrisa que se apodera de toda mi cara, desapareciendo mis ojos y arrugando mi nariz.

Con un pequeño chillido ahogado, me arrojo hacia Monty, lanzándolo de nuevo al suelo. "¡Oh, Monty! Te amo. Te amo tanto. Te amo, te amo." Cada declaración estaba acompañada por un beso en su cara, frente, mejilla derecha y mejilla izquierda. Labios.

El Proyecto Malfoy • TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora