𝙲𝚊𝚛𝚛𝚎𝚝𝚎 # 𝟺 - 𝚄𝚗𝚊 𝚛𝚘𝚜𝚊 𝚙𝚘𝚛 𝚌𝚞𝚊𝚕𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛 𝚘𝚝𝚛𝚘 𝙽𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎

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Fueron tiempos extraños para Bas y yo, nuestro tercer año.

El ministro de magia del momento era Nobby Leach, un sangresucia – nacido de muggles- que causó murmuraciones entre los miembros más...respetables de la sociedad de magos. Tal vez, 'murmuraciones' es una palabra demasiado delicada. Hubo un escándalo – fue una absoluta parodia, ¡Un sangresucia que nos decía qué hacer!"

Casi cinco años en su posesión como Mministro, Leach de repente renunció a su puesto. Salió de la nada. El profeta publicó un artículo: complicaciones de salud, Eugenia Jenkins le reemplazaría – no era ideal, era una mujer de estancia política neutra, pero, por lo menos poseía un linaje relativamente aceptable.

Se fueron encima de mi padre como perros sabuesos antes de que pudiésemos celebrar. Envenenado, afirmaban. Fue culpa de Abraxas Malfoy.

Proceder fue un torbellino de investigaciones de aurores y personas que se veían importantes viniendo a nuestra casa. Rostros pálidos balanceándose en capas negras y en su punta sombreros fedora caminaron por la entrada, mostraron su identificación y fueron llevados directamente al estudio de Padre, sin té y galletas.

Bas y yo fuimos llamados a casa en medio del período escolar para participar. Uno a uno, como si fuesen un teléfono de disco, tomaban sus turnos para sentarse con nosotros. Sus preguntas eran todas sobre padre. ¿Toma el desayuno en casa? ¿La comida? ¿La cena? ¿A dónde va, con quién, lo sabes? Sé honesto, ahora. ¿Tiene visitantes? ¿Puedes nombrarlos? Sí, a todos ellos. ¿En que momento vienen y en que momento se van? Piénsalo con cuidado.

El estrés de todo esto redujo a mi madre a un desastre en lágrimas. Se estremecía con las visitas, le gemía y susurraba a los elfos que le alcanzaran sus brebajes calmantes o alguna hierba de esto o aquello y se encerraba en la habitación principal por horas.

"Te lo dije," Bas me codeó suavemente una vez y señaló a la puerta cerrada del estudio, en donde detrás de ella podíamos escuchar esos silenciosos y urgentes murmullos de los aurores cuando presionábamos nuestros oídos en ella. "Malas noticias."

Todavía no le creía. Y en momentos de debilidad cuando me sentí inclinado para hacerlo, me convencí de que cualquier plan insidioso en el que mi padre hubiese participado – si lo hubiese hecho del todo – debió de haber sido por una buena razón. Nobby Leach era sangresucia. Nosotros éramos sangre pura. ¿No debíamos ser uno de nosotros el Ministro en vez de ella? No parecía apropiado para mí. Con la partida de Nobby Leach, las cosas reestablecerían su balance. Todo era como debía ser.

Me guardé estos pensamientos, sin embargo, cada vez que intentaba discutir con Bas, él me pellizcaba y golpeaba con un argumento al que no era capaz de oponer. Él me hacía sentir estúpido y pequeño. Estaba cansado de sentirme estúpido y pequeño.

Afortunadamente para nosotros, las investigaciones nunca llevaban a nada. Padre fue exonerado de cualquier demanda o acusación. El hombre pálido dejó de visitarnos y madre volvió a pasear con sus vestidos de seda verde y sus perfumes costosos.

Bas y yo retornamos a la escuela. Bas continuó haciendo lo que mejor le salía y eso era todo. Él entró al equipo de Quidditch de Slytherin mientras se las arreglaba simultáneamente para dejar perplejos a los profesores con sus aptitudes en cada una de las clases. Era como si su mente se hubiese puesto zapatos de correr mágicos y no pudiese detenerse. Las chicas soltaban sus risitas con sus chistes ingeniosos y a los chicos les agradaba montar bromas con él. Casi nunca le veías sin algún amigo.

En medio de los emocionantes sucesos apurados, Bas se recordaba intentar no dejarme a un lado. Cuando vio que estaba batallando con los deberes, dejó de ir a las prácticas de Quidditch para enseñarme. Se aseguró de que me incluyeran en todas las conversaciones, a pesar de que nunca mostré interés alguno y caminaba conmigo hacia las clases.

El Proyecto Malfoy • TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora