𝟐𝟏-𝐄𝐝𝐢𝐭𝐚𝐝𝐨, 𝐧𝐨 𝐟𝐚𝐥𝐬𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨

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Desde que el castillo fue reconstruido, una gran parte de su interior ha cambiado. Los salones de clase habían sido desplazados a otras esquinas: los que alguna vez estaban en la izquierda, ahora se encontraban en la derecha; algunos de ellos cubiertos por ladrillos en el corredor y anunciados como obsoletos. Todo en el salón de clase de Trelawney había sido desplazado ciento ochenta grados y las clases de encantamientos ya no tenían lugar en el tercer piso sino en el segundo, en dónde se solía ver Transfiguraciones.

Entre los lugares reconstruidos, estaban las salas comunes. Durante la guerra, la torre de Gryffindor había sido completamente destruida; la noble morada de Ravenclaw fue completamente quemada y oscurecida hasta no poder reconocerse y la acogedora guarida de los Hufflepuff había sido enterrada debajo de miles de toneladas de rocas, siendo aplastada como si fuera una lata de metal.

El único lugar separado de la carnicería era la sala común de Slytherin. Escudadas por capas y capas de ladrillos, las mazmorras permanecieron sin tocar por la destrucción que había sucedido en los niveles superiores.

Mantiene su aura de presagio con las ventanas permanentemente frías, permitiendo entrar las más pequeñas refracciones de luz del Lago Negro. La tapicería mantenía su encanto antiguo y los retratos de alumnos de rostro sombrío aún se susurran el uno al otro, con el mismísimo Salazar reinando supremamente por encima de ellos sobre la chimenea.

Entiendo el atractivo, pero nunca me gustó venir aquí. Es demasiado oscuro y sombrío. En la noche, me recuerda a estar atrapada en el salón oscuro con Hannah, con los escombros manchando nuestros miembros de negro y gris, los gritos de los mortífagos y estudiantes reverberando en nuestros corazones galopantes.

Monty había estado de acuerdo en venir a los dormitorios de Hufflepuff en vez de eso. En la cobertura de la oscuridad, él se hubiese escabullido – tanto como pudiese un hombre de uno ochenta y ochenta kilogramos- en las escaleras, a través de las cocinas, pasando la chimenea siempre encendida y directo a mi cálida cama en dónde habíamos pasado muchas noches enredados entre las sábanas.

Ahora, él dobla su fuerza al haber escogido llevar el sofá de terciopelo verde con sus propias manos. Las bases chillan en el suelo mientras lo aleja de la chimenea y sobre la esquina de las paredes. Lo acomoda con un gruñido y se limpia el polvo con las manos. —Todavía pienso que no es una buena idea, Ains—Dice.

Me quedo de pie con mis pies atravesando la entrada de la sala común de Slytherin. Con un movimiento de varita, los platos y recipientes de comida bailan en una sola fila a través de la abertura y la gran mesa en la esquina. —No es como si le hubiera mentido a ella. Simplemente olvidé llevar la grabadora. Ella tendrá el manuscrito.

—Manuscrito falsificado.—Dijo Monty. La tenue luz verde lo coloreaba de una sombra nauseabunda similar a un troll. Quería hacer la observación como una broma, pero su mirada seria me hace reprimirlo.

—Editado, no falsificado—Lo corrijo.

—Estoy casi seguro de que está en contra de alguna ley periodística.

—¡Oh, por las barbas de Merlín, Monty, ¡No es como si estuviese plagiando a alguien o inventando algo que no es verdad! Estoy redactando una declaración. Una. Unas pocas palabras dichas de pasada que no tienen ningún valor en las noticias.

—Pero lo tienen, de hecho— Argumenta Monty. —Si algo de eso sale, los Malfoy serán crucificados. Lucius, especialmente. Él irá a Azkaban, ¡Tal como debe! Es decir, ¿Abuso de elfos? ¡Ellos no aguantaran eso!

—Olvidas el abuso infantil —añado mientras vuelvo a acomodar los platos. —Y no estoy diciendo que Lucius no deba ser castigado. Sólo, no pienso que ellos puedan manejar otra controversia en los medios ahora. ¿Y qué será de Draco? ¿Has visto al pobre chico? ¡Él se ve absolutamente miserable!

El Proyecto Malfoy • TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora