PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA DARK
𝐓𝐑𝐈𝐇𝐘𝐁𝐑𝐈𝐃 | ❝ El infierno se queda corto a lado de una mujer con sed de venganza ❞
𝐀𝐋𝐈𝐂𝐈𝐀 𝐌𝐈𝐊𝐀𝐄𝐋𝐒𝐎𝐍 la ultima de la Dinastía Mikaelson, hija del temido Nicklaus Mikaelson y Hayley Marshall. Al...
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CAPÍTULOCUATRO CHICO LINDO
—¿De verdad no recuerdas nada?—preguntó Allison mirando a Lydia
—Lo llaman un estado de fuga, que es una forma de decir: "No tenemos ni idea del porqué no recuerdas haber corrido por el bosque completamente desnuda por dos días"—soltó con un deje de sarcasmo—. Pero personalmente, no me interesa. Perdí cinco kilos
Blanqueé los ojos con diversión al oír su tono cantarín al decir lo último, viendo la notoria sonrisa en su rostro al señalar sus curvas.
—¿Estas lista para esto?—preguntó Allison, preocupada
—Por favor. No es como si mi tía fuera una asesina en serie—soltó con un toque de broma, ingresando a la escuela
—Bueno, eso no era necesario—murmuré hacia Allison y la tiré conmigo dentro de la escuela.
Lydia estaba congelada en su lugar y todos los que caminaban por el pasillo la miraban sin disimulo alguno. Allison y yo nos detuvimos a su lado.
—Tal vez sean los cinco kilos—le dije a Lydia y con eso levantó la cabeza
Inhaló profundamente, apartándose el cabello de la cara y avanzando por el pasillo con una seguridad digna de Lydia Martín.
─ 𖥸 ─
Caminé hacia uno de los pasillos para dirigirme a mi siguiente clase, los libros en mis brazos estaban siendo bastante molestos y mis pies dolían de tanto caminar.
Los alumnos pronto comenzaron a rodearme cuando el timbre sonó, los murmullos, risas y cuchicheos entre todos se hicieron presentes logrando que todo esos sonidos chocaran contra mi oído.
Estaba distraída buscando con la mirada a Stiles y Scott que no noté como alguien venía apresuradamente hacia mi dirección, al parecer no se dio cuenta que estaban ahí ya que chocó contra mi cuerpo logrando que todos mis libros terminaran en el suelo.
—Me lleva...—un tanto frustrada me arrodillo para comenzar a juntar mis libros. Noté como el sujeto que chocó conmigo solamente se quedó parado—. Oye, gracias por la ayu...—iba a soltar con sarcasmo, pero él ya no estaba ahí, sólo pude distinguir una cabellera rubia subir las escaleras.
Arrugo la nariz al notar un nuevo olor, disimuladamente alcé un poco mi camiseta para poder olerlo.
El olor no me pertenecía a mi, pertenecía al extraño que me chocó.
