6. Un riesgo dispuesto a cometer

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Hola : )

Así que se llama Piandra. Ela sonrió para sí misma. Al fin sabía su nombre, un buen nombre.

¿Quién era el hombre con el que hablaba? Había escuchado absolutamente todo, entonces era verdad. Si la entregaría, la dejaría con esas bestia a su disposición para que hagan cualquier cosa con ella.

Se sentía con decepción tremenda, no sabia porqué.

No me iré sin luchar. Ella tenía que ir por su hermano, no podía pensar que él estaría retorciéndose de dolor por el hambre.

Ella conocía esa sensación.

Esa pantera la estaba seduciendo, tal vez él no era consciente, pero la estaba teniendo bajo sus garras. No lo permitiría. No podía.

No más.

Mantén la cabeza fría. No te dejes llevar por los impulsos de saltar por la ventana y correr. No funcionaría, él la atrapara en menos de cinco segundos.

¿Por qué siempre dejaba a ventana abierta? ¿Era acaso un tipo de prueba?

Se colocó recta cuando sintió sus pisadas fuertes a la habitación.

Piandra abrió la puerta bruscamente haciéndola sobresaltar.

Él se veía salvaje y en estado alerta. Será mejor no hacerlo molestar. Tenía que morder su lengua o diría algo muy estúpido para provocarlo.

Miró hacia la ventana. La noche había comenzado y con ello traía menos posibilidades de escapar sin que los guardias de noche la devoraran.

Lo siento mucho, Leonard.

Observó a Piandra abrir unos cajones, estaba tenso y agitado. ¿Qué estaría buscando? Se escuchaban como vidrios chocando, estiró su cabeza para ver de qué se trataba. Tenía que dejar de ser tan curiosa si no quería despertar a la bestia.

Movió su muñeca hacía abajo, esperanzada que el sudor haga efecto de lubricador.

Él seguía revisando los cajones de manera brusca, gruñía ligeramente.

Tosió fuerte para llamar su atención. Los movimientos del macho se detuvieron. Por pocos segundos se quedó en esa posición dándole la espalda.

Decidió ser directa sin importar la reacción de él. Había escuchado al otro macho.

— ¿Cuándo me entregarás?

Observó como su mano guardó algo en su bolsillo lateral. Él siguió dándole la espalda, se acercó al armario abriendo sus puertas y rebuscando entre sus cosas.

Ela pegó su cabeza contra el cabecera de la cama y suspiró mirando hacia el techo. No tenía que demostrar el miedo que la estaba consumiendo al pensar de cómo usarían de ella cuando la entregue.

Ella solo quería comida para su hermano. Sabía el riesgo y sin embargo lo tomó.

Leonard, saldré de esto, lo haré.

— Ten — sintió una tela caer encima de sus rodillas.

Había un enorme buzo negro cubriendo toda su pierna.

— Te lo pondrás — caminó hacia ella. Su cuerpo se inclinó, lo suficientemente cerca para oler de nuevo su camisa. Le estaba sacando las esposas — Vístete — le ordenó.

Se alejó sin mirarla y salió de la habitación.

Ela en estado de confundido se sentó con lentitud, miró sus muñecas ahora libre.

PIANDRAWhere stories live. Discover now