21. Final: Hasta pronto.

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— ¿Me lo dices en serio?

La miró a los ojos con intensidad, esta vez Ela le mantuvo la mirada, y a Piandra no le sentó bien ver la decisión en sus ojos.

— No sé qué decirte en realidad, pero... — negó con compasión — Leo está aquí, es su nuevo hogar, el Rey no va a permitir que me lo lleve.

— ¿Tú quieres venir conmigo?

Fue ahí que Ela le quitó la mirada, estuvo por bajarse de su regazo, Piandra se lo impidió, pero Ela negó, transmitiéndole que no estaba cómoda.

— No hablemos de eso ahora.

— ¿Disculpa? — indignado se levantó, ella se alejó sin mirarlo, él fue rápido en agarrar su barbilla y centrar sus ojos en él — Lo vamos a hablar ahora, Ela. Te juro que no tengo el humor para que te niegues a escucharme, he esperado por ti un puto mes, un puto mes creyendo en la estúpida idea que cuando te viera todo sería diferente.

Ela cerró los ojos, y bruscamente se deshizo del agarre.

— Por los Dioses, Piandra — gruñó de frustración — Te estoy escuchando, ¿qué es lo quieres?

— Que vivas conmigo. Tú, Leo y yo. Lejos de manadas y estructuras sociales. No debes de preocuparte en donde estaremos y como estaremos. Tengo una casa en la playa, tengo el suficiente dinero de mantenernos sin trabajar. Y si quieres que trabajemos lo haremos, te apoyaré en tus estudios y los cursos de gastronomía que quiera. Estaré ahí a tu lado, Ela. Ven conmigo.

— Es que... no puedo — su voz salió amortiguada, era clara la lucha en sus ojos.

— ¿Por qué no? Les daré todo lo que necesiten, sé que no es fácil Ela, pero no te vas a arrepentir.

— Sé que no lo haré. Sé que eres un gran macho que estará a mi lado en todo momento en que lo necesite. Pero ahora no es el momento.

— Es nuestro momento — agarró sus manos — No hay nada que temer, gatita. Será mejor ahora que estamos juntos. ¿Lo deseas?

Le sonaba tan precipitado todo de lo que él hablaba, entendía por qué anteriormente habían vivido juntos, las cosas eran muy diferentes como lo son ahora, en donde no había que esconderse de la gente y un lugar que la considera como ellos.

No quería que él diera todo de él cuando ella no le daba nada.

No quería irse con él sabiendo que no lo amaba de la misma forma en que lo hacía... o eso creía.

No quería perderse así misma en la misma intensidad que él la amaba.

Estaba muy asustada.

Porque nunca creyó que después de toda una vida de mierda, de repente llega él a prometerle lo que siempre deseó.

Confiaba en él, pero no confiaba en sí misma. Le rompería el corazón.

— Lo que deseo está justamente aquí. Un hogar para Leo, mis hermanos y seguridad.

— ¿Y por qué no te estás incluyendo allí? — gruñó — Ese es tu problema, nunca estás viendo por ti misma, ni siquiera te importas, Ela.

— No. Esta vez estoy viendo por mi misma, no digas tonterías.

— Tienes miedo de ser feliz. Y sabes que lo serás conmigo, no me das la oportunidad de intentarlo...

— Ya te di la oportunidad.

Era cierto. Ella se quedó en su cabaña y él le demostró todo lo que podía ofrecerle, ¿fue suficiente? Claro que lo fue, y fue más de lo que pensó.

PIANDRAWhere stories live. Discover now