17. Te condeno a traición: parte uno.

5.1K 509 291
                                    

Hola. 17 k

Contenido de abuso. Si no estás listo para leer. Tienes derecho a cambiar de capítulos.

— Quédate aquí.

Piandra le advirtió que se quedara en silencio mientras se levantaba y agarraba su ropa.

— ¿Quién es? — preguntó temerosa, él la detuvo al ver que ella se levantaría.

— No te levantes, es Korra. Iré a ver que quiere.

Acarició sus suaves hombros y besó su frente con cariño antes de vestirse y salir de la habitación.

— Están llamando por teléfono — con las piernas temblorosas a punto de caerse, se pudo levantar. Piandra no se había contenido, la había follado tan fuerte que aún podía sentirlo muy dentro.

Agarró el vestido del suelo y se vistió rápido para salir de la habitación y coger la llamada antes de que se cortara.

Aló — pudo contestar antes de que fuera muy tarde. Acarició su garganta con pesar, tenía una mala sensación en su pecho.

— ¡Ela! Gracias a los Dioses contestas — Gala habló con su voz agitada — Lo siento tanto, pero cambio de planes urgentemente.

— ¿Qué pasó? — echó una ojeada a la entrada, Piandra no se veía, pero se escuchaban unos murmullos confusos.

— Voy a volver para dejarte a Leo y a Nyla... nos han llamado a todos a trabajar...

— ¿A estas horas? Pero si son... — miró al reloj de la pared — serán las dos de la mañana.

— Lo sé, pero es nuestro deber cuando el líder nos da el llamado de emergencia.

Su corazón se oprimió.

— ¿Llamado de emergencia? ¿Qué?

El único pensamiento que tenía en la cabeza es que Leo estuviera a su lado.

— Sí, va a llegar unos machos de la realeza, y ya sabes — hubo molestia en su voz — Hay que darles un recibimiento especial.

¿Realeza? Su mundo se estaba desmoronando.

— Tráelos, sé rápida, Gala. Por favor.

— Ela... — ella carraspeó.

— ¿Sí?

— Mi cabaña está custodiada por guardias.

El alma se les fue a los pies, apretó el teléfono entre sus manos. Su garganta se cerró, no pudo emitir ningún sonido.

— ¿Estás bien, gatita? Descuida, es parte de rutina en estos casos — cerró los ojos — ¿Ela? ¿Hola?

— Sí — se apresuró a decir — Solo apresúrense.

Cerró la línea convencional, estupefacta. Tuvo que agarrarse de la mesita porque su presión estaba bajando.

¿Podría ser? ¿O era mucha coincidencia?

— Leo — se restregó las manos en su cara. No lo iba a averiguar por su cuenta.

No había nada más que le dé seguridad que no sea esta cabaña y Piandra.

Piandra observó a Korra con una ceja levantada, sin poder creer lo que él le decía.

— Los hermanos Yasar te han pedido especialmente a ti como escolta.

Quiso reír en su cara, ¿era acaso que Zeal no había informado a nadie de su desempleo?

— No estoy trabajando ahora — le cortó a Korra antes de que él volviera a hablar — Tampoco quiero ser grosero contigo, te has tomado la molestia de venir en vez de llamarme...

PIANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora