8. Misión gatuna parte dos.

6.4K 777 260
                                    


— Me lo debes — Piandra gruñó mostrándole los dientes. Con un golpe sobre el escritorio hizo que la hembra jaguar levantara la mirada — Gala. Te estoy cobrando mi favor.

La hembra pelirroja dejó de escribir en el ordenador y se ajustó los lentes mirándolo incrédula.

— ¿Pero te das cuenta de lo que me estás pidiendo, Piandra? Es peligroso, riesgoso e ilegal. No puedo hacer eso. Si me descubren, me fusilan — pasó la punta de su pulgar frente su cuello — Y después a ti. Por traición y poner en riesgo la manada, idiota — susurró gritándole.

— No estoy traicionando a nadie. La hembra es indefensa.

— Te has vuelto loco — negó decidida a ignorarlo.

— Me debes un favor, Gala.

— Esto cuestan como diez favores — movió sus manos exasperadas.

— Bien. Te deberé diez favores.

— ¿Quién carajos eres? ¿Y qué tipo de bruja es esa hembra? — la hembra abrió los ojos en grandes.

Estaban en el departamento de tecnología y guardia. Ella era encargada de archivar las visitas y estancias de especies exteriores a la manada. Una hembra hábil con la tecnología. Oh si. Ella lo ayudaría.

— Solo dime si lo vas a hacer o no.

— ¡Me estás condenando!

— ¿Lo harás o no? Puedo ir con otra persona.

Chantaje emocional tal vez.

— Eres mi amigo — respiró buscando paz Mira... — la hembra cerró los ojos con fuerza y se aseguró que nadie ingresara a su oficina por la puerta que miraba — Te ayudaré. Lo haré. Pero... — lo amenazó con su dedo — Si nos descubren. Diré que amenazaste a mi y a mi familia. Y sabes que soy capaz de hacerlo muy real y con evidencias. Te hundiré bien refundido.

— Hecho.

— Bien — sonrió nerviosa. Estaba asustada. Nunca había hecho eso, y su amigo la estaba poniendo en aprietos — Datos.

— Se llama Ela.

— Apellido.

— No lo sé.

— Bien — rodó los ojos — Lo inventaré.

— Edad.

— No lo sé.

Gala lo miró seria y se quitó los lentes, restregó con fuerza sus ojos.

— ¿Cómo es que no lo sabes? Si te estás metiendo con una niña no pienso ayudarte.

— No es una niña. Es mayor de edad — ¿Cierto? Porque lo era ¿cierto?

— ¿Tiene compañero?

Ella le había dicho que no, y será mejor que no le haya mentido.

— No.

— Número de identificación.

— Yo... no lo sé.

La hembra subió sus lentes a su cabeza y restregó su cara.

— Esto te costará muy caro, Piandra. Ahora estoy curiosa por esa hembra, porque para que tú hagas estas cosas... De verdad te ha afectado hasta la médula.

— La quiero proteger, nada más.

— Ajá.

— ¿Qué es ella? ¿Especie?

Sabía lo que se venía.

— Es una gata.

Gala dejó de teclear y lo miró con la boca abierta atónita.

PIANDRAWhere stories live. Discover now