17. Te condeno a traición: parte dos.

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Te ves muy guapa hoy 😗. Gracias por estar aquí. Lindo día y que te saques buena nota en química.

— ¿Tu cabello es natural?

El Jaguar sentado frente a ella miró con curiosidad.

Ela removió sus pies debajo de la silla, los nervios la estaban comiendo viva, el lugar en que la habían encerrado era monocromáticos en colores gris, haciendo ver el lugar frío y lúgubre. Además, la habitación insonorizada intensificaba el sonido de los latidos.

Frente a ella estaba Korra.

No parecía amenazante, le parecía incluso tierno por la forma en que jugaba soplando sus mechones de cabellos.

— Lo es.

— Que envidia. Es como blanco. ¿No eres albina?

— No — miró los "espejos", esto era una sala de interrogatorio.

— ¿Cuál es tu tratamiento de piel? Es hermosa.

Que raro que es.

— Agua de arroz — respondió sencilla.

— ¿Arroz? ¿Me meto la cara en una tina de agua y arroz?

Ela hizo una mueca. No tenía ánimos de entablar una conversación.

— ¿Sabes de qué están hablando con Piandra?

— Vienen algunos de la Realeza y al ser el jefe en guardia debe organizar todo en último momento.

— Mi hermanito está afuera con una hembra. Me gustaría verlo.

— Pues... — suspiró. Peinó su cabellera miel y sonrió. Los salvajes sí que tenían las mejores cabelleras, sobre todo los felinos — No tengo tanto poder para dar esa orden.

— ¿Qué puesto tienes tú?

— Un simple guardia — sonrió hasta que sus ojos se achicaron.

— Eres amigo de Piandra.

— Algo así, he estado a prueba desde hace diez años — le quitó importancia con su mano — Me alegro saber que ha encontrado a alguien que lo haga feliz.

— Eres su amigo — ella afirmó, sonriendo solo un poco.     

— Lo sé. Aunque me gusta hacer ver a la pantera como un macho difícil, cuando en realidad es un gatito... — se detuvo de hablar al ver a la gatita con una ceja levantada — feroz. — le sonrió con inocencia.

— Al principio suele ser muy cerrado, pero cede bastante rápido.

— ¿Ceder? ¿Estamos hablando de la misma pantera negra, amargada, aburrida, seria, gruñona, enojona, bruta, con ganas de matar a todos y de esconder los cuerpos de sus presas por diversión?

— Piandra no es... tan así.

— ¿Qué? — se carcajeó — Definitivamente está bajo el efecto del amor.

Le quitó la mirada porque Piandra declarando su amor se instaló en sus recuerdos.

— ¿Tú tienes novia? ¿Esposa...?

— ¿Yo? Pff — negó — Que los Dioses me libren de las hembras. Quiero disfrutar de mi vida hasta los 40. Tener a una no está en mis planes.

— Entiendo — miró la mesa porque no podía mirarles a los ojos por hacer la pregunta — Piandra... ¿ha tenido novias?

— No. Piandra es un caso especial de la manada, sufre de algún desapego emocional o yo qué sé, no le gusta vincularse con los demás y mucho menos le gusta el contacto físico. Es la pantera solitaria de la selva.

PIANDRAWo Geschichten leben. Entdecke jetzt