3. Aclaración.

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Se sentó en la cama y miró su cuerpo en el espejo

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Se sentó en la cama y miró su cuerpo en el espejo. Se sorprendió al notar que se encontraba en ropa interior. Se levantó con cuidado y camino hacia el frágil cristal quedándose quieta frente a él por un par de segundos. Luego prosiguió a examinar el lugar donde se encontraba por unos ninutos. No lograba reconocer el marco de madera que sostenía su reflejo, como tampoco las cortinas translusidas a su lado y unos pequeños maceteros vacíos que reposan en el lado inferior de la única ventana en la habitación.

Lo oscuridad predominaba por sobre la luz. Lo único que iluminaba el lugar era el tenue brillo de la luna que traspasaba las fibras de la cortina pero solo alcanzaba a tocar alguna parte de su cuerpo. A pesar de no poder observar nada por la cantidad limitada de luz, se sorprendió al reconocer una silueta tras de ella.

—Alguien ha estado desobedociendo mis órdenes... — Abrió sus ojos al reconocer de quien era ese susurro. Era de su capitán. Intentó voltearse a verlo pero el tacto frío de sus dedos recorriendo su espalda la detuvo. – y merece tener un castigo.

Sintió como su cuerpo se tensaba y su piel se erizaba ante las palabras del hombre. Debía de tener miedo, pero una sensación de realización se extendía cada vez más sobre ella. Era como si hubiera esperado lo suficiente para que esto pasara.

No tenía mucha claridad el cómo había llegado a estar así con él pero algo tenía claro. Quería acercarse más. El tono suave de su voz con sus ojos llenos de lascivia sólo provocaba más curiosidad y que respirar se volviera cada vez más complicado. Su toque se sentía seguro y mientras más minutos pasaran Mikasa se cuestionaba menos si esto estaba bien. Solo quería seguir.

—Cap... – sus palabras fueron reemplazadas por un jadeo al sentir la palma de su mano en su cintura atrayendo su cuerpo más al de él. El rose de sus labios en el hueco de su cuello la hizo dar un brinco. Eso era inesperado. Sin darle descanso, su subordinada ahogo un gemido al sentir como los roces se transformaban en cortos besos acompañados de algunas mordidas. El contraste de su respiración caliente con lo helado de su cuello se sentía placentero. Mucho más que solo placentero. Su cuerpo se tenso al sentir como sus caricias abandonaban su cintura y sus dedos tocaban suavemente su abdomen. Sentir la mano del pelinegro rozar la liga de  sus bragas fue lo que la hizo perder la cordura – Más... Más abajo, señor...

—Mocosa insolente, ¿Quien te crees para darme ordenes?

Quería protestar pero antes de poder hacerlo la precipitación de su dedo índice frotando en círculos su punto débil sobre la ligera tela la hizo temblar en sus brazos.

— ¿Te gusta?

Con gentileza, su mano inclino la cabeza de la azabache dejándole ver por unos cortos minutos sus ojos. El azul de sus orbes era casi irreconocible por el deseo y la exitación. Con movimientos suaves empezó a mover su dedo de arriba a abajo siendo una nueva experiencia para la adolescente. Intentó resistir los rebeldes gemidos que salían de sus labios pero le era imposible. Abrió sus labios pero con codicia metió dos de sus dedos restante a su boca acallando cualquier sonido.

— Mmh... —  deslizó más sus dedos dentro de su boca aumentando la velocidad de la fricción entre sus piernas.— Yo creo que te encanta.

Apreto sus piernas cuando sintió que el hormigueo que se formaba en su estómago se hacía cada vez más más fuerte e insoportable de resistir. Sus jadeos se mezclaban con la respiración de él. De un momento a otro, su mano se comenzó a tocar por debajo de su ropa interior tocando el pinto exacto que debía tocar. Su cuerpo se movía en respuesta de agradecimiento y ansiaba por mas caricias.

Lo único en lo que podía pensar era que quería y necesitaba más y más y más de él.

Quitó los dedos de su cavidad bucal y clavo su mano en su cintura para atraerla más a él. Estaba a pocos segundos de llegar al exstasis cuando su capitán detuvo todo movimiento.

¿Qué? ¿Por qué? ¿Por qué se detuvo?

—Parece que teniendo un buen rato,, mocosa.- Él hablo antes de que ella pudiera quejarse o maldecirlo.- Pero, las niñas que se portan mal no reciben premios. – el susurro suave en su oído fue suficiente para enchinar su piel. Volvió a jadear cuando sintió su dedo índice jugar con sus labios inferiores de forma tranquila y lenta. Quería moverse, quería que él la volviera tocar como antes, quería que aumentará el ritmo, quería...

— Quieta — Su mano izquierda aprieta su cintura deteniendo sus  movimientos y su cuerpo se tensa cuando su boca se acerca nuevamente a su oído — Mantente quieta.

El calor de sus cuerpos sólo descontrolaban los latidos del corazón de Mikasa. Exhalo por la boca intentando recuperar el aire que había perdido hace unos minutos atrás. Había olvidado como era respirar. Sus mejillas rozaban la una con la otra e intentó girar su rostro anhelando que sus labios entrar en contacto con los de su capitán. Los necesitaba con desespero.

— ¿Acaso quieres besarme? — podía sentir su cálido aliento por sobre sus  labios y antes de poder acercarse a ellos él se alejo — ¿No entendiste que sólo las niñas buenas tienen premios?

— Por favor...— protestó y cerro sus ojos en súplica.

La sensación de no poder tenerlo era placentera y desesperante a la vez. Jamás se imagino estando así con el y toda vergüenza de haberlo fantaseando desapareció en el momento en el había aparecido en la habitación.

— ¿Vas a ser una buena chica?

El deseo de su cuerpo aumento al sentir su mano tocar nuevamente su clitoris. La sensación es tan placentera que varios gemidos se escapan de sus labios cada vez que acelera su movimiento entre sus piernas. Sus caderas moviéndose intentando calmar el calor acumulado en su vientre, su respiración entre cortada, su aliento chocando contra el hueco de su cuello era el paraíso mismo que él había creado para ella.

— ¿Vas a portarte bien?  — sus dedos volvían a acariciar con más precisión su intimidad— ¿Vas a portarte bien para que pueda meterme entre tus...?

Despertó de golpe y dió un salto de la cama cuando sintió los molestos rayos del sol cegar sus ojos. ¿Eso había sido un sueño? Busco por cada rincón de su habitación algún rastro de Levi pero no encontró nada. Incluso, tenía puesto su pijama.

¿Que había sido eso?

Fin del capítulo.

———

Mis disculpas, nunca he escrito contenido sexual explícito asi que espero haberlo hecho bien. Es más difícil de lo que parece, mis respetos a todas aquellas personas que lo hacen.

Decidí subir un capítulo más esta semana porque estoy de buen humor.

Nos vemos la otra semana.

¡Muchas gracias por leer!

𝐅𝐀𝐕𝐎𝐔𝐑𝐈𝐓𝐄 𝐒𝐈𝐍; rivamikaWhere stories live. Discover now