"-Odio el pecado, no al pescador."
Te conocí en el peor de los tiempos, en el mejor de los crímenes y yo nunca había necesitado de nada más. Las mentiras eran blancas y piadosas, tu necesitabas un motivo y yo nunca había hecho esto antes. Pero aún n...
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Caminaba de un lado a otro por el gran comedor y vio la hora. Dos de la tarde con veintiún minutos y no tenía nada listo. Estiró sus brazos y con sus dedos se auto masajeaba levemente su cien cerrando sus ojos. Debía concentrarse en buscar respuestas, no pensar en ella.
—¡Levi! ¿Recortaste las hojas que te pedí?
Aún con todo lo que había ocurrido el día anterior la energía de Hange no decaía en lo absoluto.
—Oh, sí, lo siento. Es solo que...— suspiro—...Todo parece tan complicado.
La castaña lo miró confundida.
—¿Estamos hablando de lo mismo?
Levi frunció su ceño y resopló fuerte. Desde que llegó de la exploración no había dejado de pensar en Mikasa.
Su figura tan delicada parecían llamas del fuego del mismo infierno que lo quemaban por completo. Era un deseo impuro y una maldita tentación por la que daría todo por volver a probar.
A Levi se le define como un hombre adusto y correcto dentro de sus decisiones frente a la legión, un soldado que lucha con orgullo para salvar a la humanidad.
Entonces, ¿Por qué esta mocosa venía y lo entorpecía tanto?
En sus sueños la ve. En su mente la siente.
Su cabello azabache oculta el sol, y si lo tocaba, lo carbonizaría y sería lo que quemaría su juicio hasta quedar en cenizas
Claro que no era su culpa. Algo en ella le causó impresión cuando la vio por primera vez. El pequeño rastro de su inocencia lo embrujó y fue ella quien su llama encendió.
Intentó resistirse pero, el pecado era más fuerte que lo moral.
Se veía patético al estar tan encantado por una mocosa que no lo dejaba en paz, ni siquiera en sus pensamientos. En su defensa, Mikasa era una muchacha particular, su sedoso cabello oscuro con un olor a vainilla deleitante y su piel tan tersa junto con sus rasgos asiáticos la hacían una mujer muy atractiva a su gusto.
¿Se estaría volviendo loco al estar encaprichado con una adolescente?
Tenía claro que no podría contenerse por mucho tiempo.
Ella lo deseaba de la misma forma que él a ella. Lo había notado desde el día en que le dio esos dulces.
Pero había una ligera diferencia.
Ella estaba ilusionada, él no.
—Necesito distraerme.
Volteó su mirada hacia la ventana. Desde que vivía en la superficie, siempre le había gustado observar los grandes campos verdes, en especial si estaba cierta azabache trabajando en él. Apoyó su codo en el marco de la ventana y su cabeza descanso en la palma de su su mano. Ella se veía realmente bien cortando leña...
