19. Desde

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Contó los pasos hacía su cama rogando para que el suelo no volviera a derrumbarse

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Contó los pasos hacía su cama rogando para que el suelo no volviera a derrumbarse. Tomó un poco de aire y estrelló su cara contra la, ya húmeda, almohada. Las últimas tres noches fueron largas y llenas de lágrimas reprimidas. No quería despertar a Sasha por sus sollozos ni mucho menos preocuparla por algo tan insignificante como su primer corazón roto. Había faltado a los entrenamientos y comidas con la vaga excusa que se encontraba enferma del estomago, solo para no tener que toparse con él de frente.

Lo odiaba.

Ojos azules con nada de culpa, con poca honestidad en ellos y aún así era los únicos que quería mirar.

Sus amigos la acusaron de perder la cabeza, pero les juró que se encontraba bien. No podía revelar el motivo de su tristeza. ¿Cómo les explicaría todo lo que vivió con Levi y lo tonta que fue?

Todo iba perfecto, pero fue entonces cuando conoció la verdad y él la dejó completamente sola y desmoronó todo su suelo.

Lo que más le dolía, no eran sus palabras en sí, sino saber que eran las únicas honestas que había escuchado de sus labios.

¿Cómo estaría él sabiendo que destruyó su corazón?

Él jamás se disculpara por todo el daño que le ocasionó. Actuaba como si nunca la hubiera conocido, como si nada hubiera pasado entre ellos.

¿No era muy joven para estar envuelta en sus retorcidos y oscuros juegos?

Levi era un experto en hablar en líneas borrosas en un lenguaje que no sería capaz de hablar con nadie más. Quería gritar. Quería llorar más fuerte. Quería dejar de sentir dolor.

Quería sanar lo más pronto posible.

Pero tampoco podía dejar de pensar en una vida sin él, y sus brazos dándole un calor acogedor. Él siendo el único y capaz de encender una fogata en su interior solo para mantenerla cálida.

Allí se encontraba nuevamente. Sola. La única diferencia, era que esa soledad estaba llena de recuerdos, de aquellos que desgarran el alma

—¿Mikasa...? – se espantó al escuchar la voz aguda del rubio y rápidamente detuvo sus lamentos conteniendo su respiración. A pesar de querer ocultarlo, era imposible hacerlo de Armin quien volvió a insistir una vez más. – Te ocurre algo.

—Estoy bien, Armin. – mintió. –Son solo alergias al otoño, ya se me pasaran.

—No, sé que no son alergias. – al sentir los brazos de una persona tan preciada para ella rompió en llanto y se aferró a las piernas masculinas en busca de consuelo.

Moría de ganas de contarle todo a Armin pero algo la retenía y eran las cadenas de su promesa.

"Cumpliré con mi palabra y guardaré esto como nuestro secreto"

Se maldijo así misma por recordar sus propias palabras. No sólo le había roto el corazón, sino que la condenó a sufrir en silencio.

Todo lo que quería era ser amada.

Cerró sus ojos con vigor y se repitió a sí misma que la felicidad vendría después de él, que esto no era el fin de su mundo, ni mucho menos lo peor de su vida. Se aferró a las palabras de su padre con despecho y se dejó cobijar por ellas.

"Cuando le pedí matrimonio a tu madre, pude escuchar en el silencio lo profundo de nuestro amor"

¿Qué era lo que se suponía que debía escuchar? ¿Cómo estrujaba cada uno de sus sentidos y los convertía en polvo?

No quería vivirlo de nuevo.

Levi la había marcado como un mal tatuaje. Una mancha de vino en el más blanco de sus vestidos que prefería conservar que botar.

Todo lo que quiso. Todo lo que quiere. Todo lo que quería se le había escapado de sus manos en un instante de descuido. Le había enseñado su pasado pensando que su futuro era junto a su lado. Se refería a un "nosotros" cuando ni siquiera era suyo para perder.  Lo había guiado a lo más profundo de sus secretos, le había mostrado sus heridas y sus besos las cubrieron con sus fraudes.

Quizás pidió demasiado. Tal vez nunca estaba satisfecha y necesitaba conformarse con lo que él podía darle.

Su amor desleal era lo único que necesitaba para ser feliz.

Armin sobaba con suavidad la espalda de su amiga. No era sencillo ver a Mikasa en ese estado tan deplorable. Él había notado hace meses que algo extraño le sucedía pero no fue capaz de preguntarle y tampoco creía que tendría respuesta de la azabache. No fue hasta hace un par de días que notó como su condición anímica había empeorado considerablemente. Se le notaba más desanimada, no comía y se podía verla más delgada. Fue en ese momento en el que decidió hablar con Eren al respecto y elaborar un plan en conjunto para averiguar qué era lo que realmente le sucedía a Ackerman. Lo primero que hicieron fue preguntarle a Sasha si había notado un comportamiento extraño de parte de su compañera de cuarto a lo que la castaña les confirmó que durante las noches escuchaba sollozos ahogados pero cada vez que se acercaba a chequear, ella detenía todo sonido y fingía dormir.

Eso sólo preocupó a los tres aún más.

Luego de un largo rato discutiendo quién sería el que se acercaría a Mikasa, llegaron al acuerdo que Armin era la mejor opción. Él sabría exactamente qué palabras decir y cómo manejar la situación, al contrario de Sasha y Eren, quien era alguien algo brusco con sus palabras, y la otra no sabría que hacer más que realizar metáforas extrañas con la comida.

En el momento que sintó las desgarradoras lagrimas de Mikasa por sobre su regazo, Armin supo fue sido la desición correcta.

—Armin...— su llamado fue débil pero lleno de seguridad. Se sostuvó de su brazo derecho para levantarse y poder visualizar la cara del rubio. Había tomado una desición importante. — Hay algo que quiero decirte...

Armin esbozó una sonrisa con la intención de transmitirle confianza y seguridad.

—Aquí estaré para apoyarte.

Solo bastaron esas palabras para que Mikasa lo comprendiera y uno de los tantos pesos que sentía en su cuerpo se aliviará.

Algún día, ella lo sería todo para alguien más.

Fin del capítulo

𝐅𝐀𝐕𝐎𝐔𝐑𝐈𝐓𝐄 𝐒𝐈𝐍; rivamikaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin