Capítulo 1

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VÍCTOR

La veda de veraneantes idiotas quedaba abierta. Ahí estaba el primer espécimen. Una chica en una bicicleta rosa vieja y oxidada con una larga coleta que azotaba su espalda. Pedaleaba con torpeza y una gran sonrisa en la cara. Ni siquiera se percató cuando pasó por encima del jardín del señor Feliciano, y eso que le pude escuchar increparla:

—¡Muchacha! ¡Los geranios!

No contenta con su hazaña, se metió hasta dentro del mercado. Con la bicicleta. Varios lugareños la dejaron paso, algunos con una sonrisa amable, otros con una mirada reprobadora. La vi bajar de la bicicleta y pensé que por fin había entendido que molestaba, que debía aparcarla en el sitio dedicado para ello. Pero los veraneantes no se fijaban en esas minucias, como dónde estaban los aparcamientos o las basuras.

Huelga decir en este instante que siempre diferencié entre turista y veraneante. Turista es aquel que pasa unos días, compra, consume, visita sitios, hace fotos y se va. El veraneante es una lacra que viene al pueblo durante varios meses. Ensucia, hace ruido, se cree con derechos y encima llama al lugar «mi» pueblo. Esa chica llevaba grabado en la frente un cartel de «Veraneante de primera categoría».

Empujó su bicicleta, sin darse cuenta de lo que dificultaba el tránsito, y la dejó de cualquier manera para mirar el puesto de abalorios. Por supuesto. Qué si no. Después ojeó varias prendas de ropa y se compró una mochila que la haría sentirse muy moderna. Entonces se acercó a mi puesto. Parecía que iba a pasar de largo cuando me miró.

—¿A cuánto están los tomates?

Porque decir «Hola, buenos días», debía ser mucho esfuerzo para ella.

—El normal a 2,80 el kilo, el rosa a 3,10 y este de aquí a 6,80.

—¿Más de seis euros? ¿Tienen oro dentro?

Apreté los dientes con una sonrisa forzada.

—El oro no se come. Te aviso por si en la ciudad no lo sabéis.

—¿Y tú qué sabes de dónde vengo?

—Llamémoslo intuición.

Nos mantuvimos la mirada. Sus ojos eran de un color extraño, una mezcla de verde y gris. No pensaba ceder. A cabezota no me ganaba nadie.

—¿Y me vas a explicar qué tienen estos tomates para valer el doble, o también debo averiguarlo por una «intuición»? —preguntó haciendo comillas en el aire.

—Para tu información, es tomate variedad Valenciana, y es el mejor para las ensaladas o incluso comerlo solo. Te aviso, una vez que lo pruebes, no te gustarán los demás.

—Permíteme que lo dude.

Negué con la cabeza cada vez más enfadado. ¿Acababa de ofender a mis tomates? ¿Los que tanto esfuerzo y cariño me habían costado cultivar? Se iba a enterar.

—Mira, maleducada, aquí te regalo uno para que lo pruebes. Ya vendrás rogando.

Cogí un tomate jugoso y rojo, con forma de corazón como tenían la mayoría de la variedad Valenciana, y lo metí en una pequeña bolsa de papel. Se la tendí con hostilidad.

—Pésalo, lo voy a pagar. A mí no me regalas nada.

¿Se puede ser más insoportable? ¿Acaso se puede? Podrían congregarse sabios internacionales para comprobarlo de forma matemática. Tomé aire y lo eché con fuerza.

—No. Coge la bolsa.

—Te he dicho que lo voy a pagar o me marcho. Tengo cosas que hacer, ¿sabes?

—Como comprar un ticket de vuelta a tu ciudad —dije por lo bajo.

—¿Qué has dicho?

—Nada, que cojas el tomate de una vez.

La chica puso los ojos tan en blanco que casi desaparecieron de sus globos oculares. Cuando terminó de mostrarme su desprecio, cogió la bolsa y la metió en su nueva mochila.

—¿Contento? —preguntó con una sonrisa repentina—. Pues ahora ponme medio kilo de tomate rosa, que es el que me gusta.

Sacó la cartera de forma ostentosa y vi que era de Hello Kitty, un dibujo infantil que creía olvidado hacía tiempo. Ella vio que miraba y la tapó con sus manos con disimulo. Decidí dejarlo pasar. Seguramente estaría todo el verano en el pueblo y volvería una vez que probase el tomate Valenciano. Decidí ser profesional. Le puse lo pedido y le cobré. Cuando se giró vio la cola que se había formado detrás de ella y cogió su bicicleta como si no hubiese estado molestando. Y mucho.

Malditos veraneantes.


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¡Primer capítulo! ¿Qué os ha parecido?

¿Qué pensáis de Víctor?

¿Y de la chica?





Malditos veraneantes [COMPLETA]Where stories live. Discover now