6.LA SEMILLA.

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     Los humildes y sencillos ven donde nace la vida, que un buen día el Sembrador, salió a sembrar su semilla.

Y una calló en mi huerto para que pudiera verla, sin reparar en la tierra donde pudiera caer, sin mirar si es mala o buena. No es que la tierra sea mala, las tierras todas son buenas. Pero unas están duras, y otras, están demasiado secas, y se han hecho camino por andar siempre por ella, y por no saber cuidarla se pone dura la tierra.

Y en ese duro camino donde yo estaba sentada, vi caer esa semilla, justo, donde me encontraba, y yo que estaba mirando pude ver como caía, y enseguida la cogí, y me pregunté, ¿por qué?, y la guardé con cariño dentro de mi corazón sin comprender el ¿por qué?

En esa tierra tan dura que se había hecho camino yo pude verla nacer, justo delante de mí, en donde ponía los pies. En ese duro camino pudo nacer la semilla, otras tierras tienen piedras que van tapando la tierra, aunque debajo sea buena.

En otras nacieron zarzas, son las cosas de este mundo, que ahogan a la semilla impidiéndole nacer. Y otros, no puedan ver cuando pasa el Sembrador sembrando siempre semillas, sin importarle la tierra donde pudieran caer, lo mismo mala que buena.

Y en mi tierra hecha camino un día la vi caer. Por eso querida tierra del pueblo de Talará, cuida muy bien a tú tierra, quita las piedras y espinos que en ella pueden nacer. Y ablanda tú corazón, para que pueda nacer la semilla que el Señor, en un tiempo no lejano, cuando las mozas bailaban y jugaban en la plaza y los mozos las miraban admirados de su gracia.

¡Oh Madre de Dios y nuestra!

Cuida tú de la semilla, que un buen día el Sembrador quiso sembrar en la tierra del pueblo de Talará, donde los hijos del pueblo veneran a la Purísima, que es la Patrona del pueblo y nuestra Madre querida.

        Cuida tú de la semilla, que un buen día el Sembrador quiso sembrar en la tierra del pueblo de Talará, donde los hijos del pueblo veneran a la Purísima, que es la Patrona del pueblo y nuestra Madre querida

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