16.UN TOQUE DE AMOR.

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¡Qué grande fue mi sorpresa y alegría al asomarme al jardín!

No me pude levantar al no encontrarme muy bien. Me levanté a media noche y sentada en un sillón, me puse a rezar el rosario porque no podía dormir, pero se ve que el cansancio pudo conmigo y me quedé dormida, y cuando me desperté ya había llegado el día. No pude salir al jardín como hago cada día para ver llegar el día. Pero me asomé a la puerta, y para mi sorpresa, volaba una pequeña pluma delante de mí, extendí la mano y la cogí. Me dio un vuelco el corazón, con ese pequeño gesto ya me decía el Señor que él me estaba esperando, dándome los buenos días.

¡Me entró tal emoción ante el toque del Señor!!

Después cuando tuve tiempo, volví a salir al jardín y mirando para el cielo contemplaba el firmamento.

¡De pronto...! Se llenó mi corazón de la gracia del Señor, y ya mi fuente se abrió corriendo por mis mejillas como gotas de roció, mis lágrimas contenidas. El Señor, que es el dueño del jardín, y de la fuente que puso en medio de su jardín, al llenarla con su amor hizo que se desbordara.

Fue una mañana de amor, yo sentía mi corazón que rebozaba de amor del que me daba el Señor. Era su toque de amor a su pobre campanilla que suspiraba de amor, y me lo estaba diciendo muy callando y en silencio, dentro de mi corazón.

No he podido ni rezar, porque me decía el Señor que veía mi oración dentro de mi corazón. Sª Teresa decía, que orar, "es tratar de amor con quien sabemos que nos ama."

Me decía con dolor, que su pueblo, es un pueblo que lo honra con los labios, pero que su corazón está muy lejos de él. Y que yo era al revés, mi corazón está con él aunque no abra los labios. Que él ve el corazón, y no se fija en los labios cuando van por otro lado distinto del corazón, porque no llevan amor. Que él ve en el silencio, y escucha en silencio lo que dice el corazón y no lo dicen los labios.

Y es verdad, cuantas veces al rezar solo movemos los labios, lo hacemos de carretilla, como nos han enseñado. Y el Señor ve el corazón, que es donde está el amor, el amor no está en los labios si no está en el corazón.

El Señor también me dijo, que el amor se ve brillar, aunque se callen los labios, cuando es amor de verdad no hacen falta las palabras, a veces, a través de las palabras, se puede ver la distancia que existe entre dos almas. A veces los que decimos amar, solo sabemos hablar, y cuanto más fuerte hablamos, más lejos se ve el amor con que hablan las palabras.

Cuando las palabras gritan, algún corazón se cierra, y las palabras se pierden por la distancia que encierran. Cuando dos personas se aman ¿hacen falta las palabras?

¿Es que no los ves hablar sin que hablen las palabras? Solo habla el corazón a través de sus miradas en silencio y sin palabras


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Recuerdos de mi jardínWhere stories live. Discover now