21.UN TOQUE DEL SEÑOR.

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He sentido el toque del Señor porque ha resbalado mi pie.

Esta noche ha sido de tormentas, el verano se está acabando, y el Señor no me ha llamado, sabiendo, que no podría esperarlo como hago cada día en mi jardín. Es cierto que al despertar lo primero que siente mi corazón es la presencia de Dios, y a él, va dirigida mi oración.

No era la hora del alba cuando yo me levanté, el alba ya había pasado, al alba, es cuando me levanto para esperar al Señor, y como ya había pasado, ya me enredo en mis trabajos, y a él, lo dejo para después, en el momento que a solas pueda hablar mejor con él, que con el ruido no puedo, porque él habla en silencio en donde lo escucho yo.

Ya metida en mí faena.... De pronto yo resbalé, porque había salido al huerto que lo mojaba la lluvia. Y entonces, sentí el toque del señor, porque me acorde del salmo que dice:

"No permitirá que resbale tú pie, mi guardián no duerme, no duerme, ni reposa el guardián de Israel. Mi alma espera en el Señor, mi alma confía en su palabra, mi alma aguarda al Señor, porque en él, está la salvación."

Y fue cuando sentí el toque del Señor a mi alma, al no permitir que me cayera. Pero si resbaló mi pie, para que me diera cuenta, que no le había dado las primicias de mi día. Entonces, deje lo que estaba haciendo y en la puerta de mi huerto me puse a ver a la lluvia, ese regalo tan grande que el Señor nos estaba dando sin que le hiciéramos caso. ¡Que poco le agradecemos los regalos que nos hace! ¡Lo vemos tan natural! Y me puse a darle gracias, por el toque que me dio, y por el inmenso regalo del agua que nos está dando. Solemos quejarnos de la sequía, y cuando el Señor nos manda la lluvia sin merecérnoslo, nos quejamos, y somos tan desagradecidos que decimos que hace mal día. Cuando lo que cae del cielo, es agua bendita para apagar nuestra sed.

Es un día lleno de gracia porque Dios riega su tierra y nosotros distraídos con las cosas, no solemos darnos cuenta. Es un día de acción de gracias, un día de bendición, porque el Padre Dios, se ocupa de nosotros, sus hijos desagradecidos, que no le damos las gracias, por los muchos beneficios recibidos. También le doy las gracias, por no haber perdido la ocasión de escuchar su toque en mi corazón, y por haberme dado la fuerza para dejar lo que estaba haciendo, y no perderme el momento de recibir su gracia, y poder de esa manera, darle las gracias, que no le di esta mañana.

 También le doy las gracias, por no haber perdido la ocasión de escuchar su toque en mi corazón, y por haberme dado la fuerza para dejar lo que estaba haciendo, y no perderme el momento de recibir su gracia, y poder de esa manera, darle las gracia...

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Recuerdos de mi jardínWhere stories live. Discover now