23.LAS VACACIONES.

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Se acaban mis vacaciones, y el sol se ha querido ir, él también, de vacaciones. Hoy no ha podido salir. Las nubes se lo impidieron, y aprovechando el momento, de vacaciones se fue.

¿Adónde habrá ido el sol? ¿Qué lugar habrá escogido para poder alumbrar mientras descansa tranquilo?

No se despidió de mí, siendo ese fiel mensajero, él que alumbra y da calor lo mismo que hace el Señor.

¿Dónde se habrá ido el sol, en este día tan revuelto?

Parece que se han unido todos estos elementos para decirme su adiós, y dejarme en su mensaje, los tiempos que vienen nuevos para buscar al Señor.

Los vientos huracanados, que se sienten muy revueltos y levantan hoy su voz, para decirme su adiós, o tal vez, un "hasta luego", si lo permite el Señor. Porque se acerca su tiempo de quitarle fuerza al sol.

¿A dónde habrá ido el sol en un día tan revuelto?

Las nubes también anuncian que ya vienen otros tiempos, en que las nubes y el viento de todo se hacen los dueños, quitándole brillo al sol, que ha tomado vacaciones cuando las termino yo.

¿Le dio pena que me fuera? ¿No quiso decirme adiós? ¿No quiso que yo lo viera?

Yo sí quise que me viera, quise enseñarle mi cara, cuando triste y apenada me encontraba muchos días. Yo sé que el sol siempre es fiel y no se toma un descanso. Y seguirá dando luz al que le siga los pasos. Él también se quiso ir sin despedirse de mí. Porque durante el invierno no podré verlo salir, en el lugar donde vivo no puedo verlo salir. Si alguna vez quiero verlo, tengo que ir a su encuentro cuando ya se está poniendo. No es lo mismo que en verano, que esperaba su momento, para ver cómo llegaba iluminando mi huerto.

A veces, se asomaba a mi ventana mientras yo desayunaba. Y el primer rayo de sol, a mí me lo dedicaba. ¡Cuánto lo hecho de menos ahora por la mañana! Pues al salir por la sierra, su primer rayo de luz, a mí me lo dedicaba, y mi alma se alegraba como si fuera el Señor, iluminando mi alma.

¡Querido sol del verano, has merecido el descanso por tanta luz como has dado! Obedeciendo al Señor, y dándonos su calor, en el calor del verano, como él te lo mandó. Te has merecido el descanso de no dar tanto calor. Tu luz será más suave porque lo quiere el Señor, al ser quien le dice al sol, que caliente en el verano.

 Tu luz será más suave porque lo quiere el Señor, al ser quien le dice al sol, que caliente en el verano

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