17.MI JARDÍN.

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Para mí, la tierra es un cielo donde poder ser feliz.

Mi tierra, es un pequeño pueblo que se llama Talará donde encontré a mis amores, y por eso soy feliz al llamarme Talareña la tierra donde nací. En esa tierra querida tengo un pequeño jardín, no es un jardín, es un huerto, es pequeñito mi huerto lo mismo que es mi pueblo. En mi huerto nacen flores, y también nacen los frutos que la tierra suele dar, también desde él veo el cielo, es ese manto de luz con el que el Señor se cubre para que podamos verlo. Oigo el canto de los pájaros que viven entre los árboles, y saborean los frutos que nacen en mi jardín, o en mi pequeño huerto tan querido para mí, y en Talará que es mi pueblo pues Talareña nací. En mi huerto hay un cuco y su canto me despierta antes de que llegue el día, gallos en la lejanía se oyen cantar también, yo soy feliz en mi huerto que es un cielo para mí. Para mí es un paraíso, por eso, cuando me tengo que ir me cuesta mucho dolor tener que dejarlo aquí.

En ese otro lugar donde me tengo que ir, para mí es otro cielo, pues también encuentro en él, al mismo Señor del cielo. El cielo, lo llevo dentro de mí con el amor que yo siento, por este pequeño huerto que está en Talará mi pueblo, que es donde yo nací, y me dejaron a mí los que se fueron al cielo y ya no están junto a mí.

¡Cuánto amor siento por ellos aunque ya no estén aquí!

Aunque lo están para mí, porque siempre los recuerdo, por eso el cielo está aquí, pues mi amor hace que estén sus recuerdos junto a mí. Si están ellos en el cielo y viven de mis recuerdos.

¿No está el cielo en esta tierra que dejaron para mí?

Pues aunque están en el cielo y es un cielo mi jardín, y el cielo es lo que yo siento vivir en mí corazón, el cielo está justo aquí, el cielo lo vivo yo, porque para mí es un cielo lo que veo, huelo, siento, y vivo dentro de mi corazón. El cielo, es donde está mi Señor que me quiso para sí y me da todo su amor, por eso mi tierra es cielo.

Los dolores las penas y las fatigas y demás preocupaciones, mi Señor como es tan bueno me las cambia en alegría, en amor felicidad, donde yo puedo gozar la felicidad del cielo, aunque viva en este suelo, que a veces, solo tiene espinas, pero la paz que Dios da al estar siempre presente, mitigan esos dolores que causan esas espinas.

Por esa paz que me da puedo sentir su presencia, que Dios, mi Señor Jesús, ha puesto en mi corazón, su morada, su cielo en ella. ¿No ha puesto el cielo en la tierra? ¿No es el cielo su morada? Pues si está en mi corazón ¿no es el cielo su morada?

Y como yo vivo en él, todo lo que veo, huelo y siento, a mí me parece un cielo.

Me siento así esta mañana cuando me salgo a mi huerto, rodeado por el cielo que contemplo fuera y dentro, como un regalo de Dios que me quiso dar a mí para que viva en la tierra, que es un cielo para mí aunque no salga de aquí, de este pequeño huerto que me dejaron a mí para que fuera feliz cuando lo siento en las flores o me acaricia la brisa, cuando miro para el cielo y veo su manto de luz conque siempre me protege, a veces, lo veo moverse, lo mismo que un corazón cuando late fuertemente movido por el amor, otras lo hace suavemente, callandito y en silencio para que lo vea yo.

Qué maravilloso es ver o sentir, es lo mismo o parecido, que la tierra es un cielo que Dios hizo para mí, para mí quiere decir para todos, los que se paran a ver, o sentir, como el Señor, vive siente ama y nos trasmite su amor.

Yo puedo sentirlo así en mi pequeño jardín o en mi pequeño huerto que es lo mismo para mí.

También yo tengo un balcón en la ciudad de Granada en donde cada mañana cuando no estoy en mi huerto me encuentro con el Señor que viene cada mañana para decirme su amor.

Recuerdos de mi jardínWhere stories live. Discover now