29,Fin del verano.

11 1 1
                                    

Puede ser la despedida de este tiempo que termina.

Me he sentado en mi jardín después de hacer mis trabajos, pues el día empezó así, aunque era muy temprano alguien se me adelantó, para acudir al trabajo que en mi lugar realizó.

Y ya no pude salir a rezar a mi jardín. Y me tuve que esperar, hasta después de acabar, las cosas que en la mañana tenía que realizar. No di al Señor las primicias como hago cada día.

Y sentada en mi jardín, creía que no vendría. Pero lo sentí llegar, después de esperar un poco y oí que decía:

¡Qué poca paciencia tienes mí querida campanilla!

Un momento, te parece mucho tiempo si me tienes que esperar. Ya se lo dije a mis discípulos, cuando les dije que velaran y oraran conmigo.

"¿Ni una hora habéis podido velar conmigo?"

Y es que el hombre, nunca se quiere parar, solo quiere trabajar, entretenerse, hacer algo, y si ora, es distraído, porque no puede parar.

¿Quién puede esperar tranquilo para encontrarse conmigo y tal vez tenga que esperar?

Muy pocos mi campanilla, lo has podido comprobar, tú también sueles rezar sin dejar de trabajar.

¿Quién puede parar como tú sueles hacer para ponerte a escuchar?

Sabes que, sin escuchar, no puedes oír mi voz, y te tienes que parar para poderla escuchar.

Una cosa es orar y otra cosa es rezar.  Orar, es esperar, es escuchar, es contemplar, es pararse y descansar, solo escuchar el silencio, por si este quiere hablar y te puede transformar. Y otra cosa es rezar, rezar es interceder, y pedir al Señor, por esas necesidades que siempre soléis tener.

¿Creéis que dos cosas se pueden hacer a la vez? ¿Creéis que a dos señores se puede servir a la vez?

¿Se puede estar como decís, en misa y repicando?¿Se puede estar en silencio y hablando?

¿Cómo se puede estar pidiendo a Dios y al mismo tiempo trabajando?

¿Vas a pedir un favor para una necesidad, y al mismo tiempo sigues en otro lugar sin parar de trabajar?

¿Por quién soléis tomar a Dios?

¿Creéis que lo podéis engañar?

¿Acaso os puede oír sin dejar de trabajar?

¿Marta lo podía escuchar cuando estaba trabajando?

¿Qué hacía María para poder escucharlo?

¿Por quién tomáis a Dios?

¿Cómo os puede escuchar si no os paráis siquiera el momento de rezar?

¿Creéis que Dios no ve el afán por trabajar que todos los hombres tienen?

Ya se lo dije a Marta, cuando reprochó a María para que le ayudara.

"Marta, Marta, andas inquieta y afanada por muchas cosas, María ha escogido la mejor parte y no se la quitaran."

El trabajo es un afán, el afán de no parar, si paras a descansar, es para estar distraído y así ponerte a pensar que tienes que trabajar.

El cuerpo, necesita movimiento y el hombre se lo dará. Le dará lo que le pida, y aun le daría más si el cuerpo se lo pidiera.

El alma, necesita descanso y silencio para poder escuchar y muy pocos se lo dan.

Recuerdos de mi jardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora