Capítulo 9.

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Noah.

Podía existir muchas mujeres en el mundo, pero la única que me volvía loco en todos los sentidos es ella, la que dormía recostada en mi pecho. Mi maldita serpiente venenosa, solo Kate podía lograr este lado tierno mío, dónde la abrazaba, acariciando su desnudez y mostrando que en verdad la amo, ella no es una más, sino todo lo contrario es la única que se adueñó de cada fibra de mi cuerpo. A su lado estaba envenenado de su dulzura y sus manipulaciones. Tal vez era momento de replantear mi vida, que quería y se todas las respuestas llegaban al mismo lugar, porque nada se compara con tenerla en mis brazos, protegiendo nuestra burbuja ajenos a lo que les sucedía a los demás.

Una vez mi abuela me dió un sabio consejo, uno que decía que la persona que se queda contigo a pesar de lo difícil que uno puede llegar a ser, merece lo mejor de tí. Katherine es mi adicción, podría odiar y amarla a la misma vez, pero no podía sacarla de mi vida, es peor que la droga.

Somos unos adictos, uno del otro. Un círculo vicioso que nunca parece terminar y que al pasar los años se vuelve más intenso.

— Noah — la escuchó murmurar sobre mi pecho.

— ¿Sucede algo? — pregunto corriendo un poco su cabello rubio para mirar esos cautivadores ojos grises.

— Nada, pensé que fue un sueño — responde volviendo a acomodar su cabeza sobre mi pecho.

— Nada fue un sueño, serpiente venosa — aseguro dejando un beso en su cabeza.
Ella vuelve acurrucarse entre mis brazos, aprovecho para atraerla más a mí y dejar que duerma mientras la observo. Estos momentos de tregua son únicos, nada de peleas, solo ese raro sentimiento de amor que nos tenemos mutuamente.

No sé que haría, mi cabeza se negaba a pensar en los problemas porque solo necesitaba esto olvidarme de todo y perderme en el jodido veneno de mi linda serpiente.

***

Gran parte del día estuvimos en la cama, durmiendo juntos, abrazados, no quería soltarlo y ella tampoco a mí. A la hora del almuerzo mandé a pedir algo para ambos, no pensábamos estar separados uno del otro, por lo menos este día de tregua que al parecer nos habíamos impuesto. Necesitaba estar al lado de mi droga favorita.

— Esto es lindo, Noah — dice al verme acercar con nuestro almuerzo en la cama.

— Todo lo mejor para mí serpiente venenosa — bromeo besando su mejilla.

— Eres lo más lindo, mi Chernobyl — acota con una gran sonrisa.

¿Mi Chernobyl?

Hace meses no escuchaba esa forma tan peculiar que ella tiene de decirme.

— ¿Qué te parece de dar un paseo juntos? — le pregunto tomando el tenedor para darle de comer.

— ¿Sin pelear? — consulta con sus ojos brillosos.

Me es imposible negar mis sentimientos, la amo y cada fibra de mi cuerpo la desea, solo que alejarme de ella es la mejor solución para cuidarla. Se que eso la enoja, pero nunca me perdonaría que algo le suceda por mi culpa. Estar en la mafia es peligroso, más en este momento de transición donde el poder en manos de Gavriel se lo están dando a Sasha, mientras el señor Gauss me explica cómo llevar los temas legales dentro de la Bratva.
La mafia estaría en poder de mi mejor amigo y de la rata de laboratorio, mientras mi lugar dentro es mostrar que todo lo que hacemos está supuestamente dentro del margen legal que estipula la sociedad. Se que mis padres no estaban muy de acuerdo con mis decisiones, pero ninguno diría nada porque aunque estén preocupados siempre mostrarían que me apoyan en todo.

Locura de Amor (4° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora