Capítulo 19.

7.2K 1.2K 160
                                    

Katherine.

Dos meses después...

¿Cobarde?

Si, creo que lo soy de una manera excepcional, porque dejar que él gane me obligaba a mi a tener que irme definitivamente de su lado. La fortaleza no sirvió de nada, dejé que su hostilidad ganará la batalla y así me hizo alejarme de su lado, mejor dicho, mi padre me obligó a subirme a ese avión para que deje de sufrir de una buena vez por todo.  No me dió opciones, solo dijo te vas a Alemania a estudiar y no quiero escuchar quejas al respecto. Se que lo hacía por mi bien, pero quería seguir a lado de Noah en su proceso. Semanas atrás le extirparon el riñón y las glándulas renales que tenían el tumor, debían esperar que se recupere para hacer unos días después el trasplante de médula ósea, que era el más complicado porque debía estar casi un mes aislado de todos porque sus defensas estarán bajas por un tiempo, solo su mamá es la que entraba a cuidarlo.

Desde esa última vez que me dijo que me largara, cuando se encontraba en el hospital de Mykonos, no lo hice, la señora Elizabeth me hizo entrar en razón que sin importar lo que diga Noah, igual estaría apoyándolo, solo que eso comenzaba a pasarme mucha factura a mi estado de salud, no comía absolutamente nada, me encontraba más cansada de lo normal y había perdido peso, mi padre al verme en el estado que me encontraba, decidió que debía alejarme por mi bienestar sino la que terminaria en una cama de hospital también seria yo.

Había retomado mis clases en Berlín, de a poco comenzaba a acostumbrarme y aunque la cabeza no dejaba de maquinarme sobre la salud de Noah, tampoco podía descuidar mis estudios.

— ¿Qué demonios haces aquí? — pregunto a la persona que no esperaba ver en la puerta de mi departamento.

— Teníamos un trato — me recuerda.

Lo teníamos, solo que cuando Noah volvió a mi vida, había desistido a seguir con el plan de Malcom.

— Lo recuerdo, pasaron cosas — acoto dejando que pase al interior de mi departamento.

— Cuando Noah vuelve a tu vida siempre terminas de la misma forma — comenta rodando sus ojos.

— Él tiene cáncer, Malcom. No tienes una puta idea de todo lo que pasó en estos dos meses — mascullo.

Solo pensar en Noah, siento muchas ganas de llorar.

— No tenia idea, Kate, lo siento — se disculpa al estecharme entre sus brazos.

— No tenias idea porque solo te enojaste conmigo y no volviste a hablarme — le recuerdo.

— Es que teníamos un trato — acota.

— Me importa una mierda, la Katherine egoísta que era tu amiga dejo de existir hace meses — declaro secando mis lágrimas.

— Pero te necesito — suplica.

— No puedo, Malcom — reconozco. — No puedo ayudarte a fingir algo, mírame — marco mi rostro y mi cuerpo. — soy un esqueleto en vida, perdí peso, no duermo nada y vivo angustiada. No puedo con mi vida, menos podré ayudarte con la tuya — sentencio aguantando mis ganas de romper en llanto.

Estas últimas semanas mi sensibilidad estaba en su nivel más alto, si un profesor me regañaba ya era un motivo para que llegue a mi departamento y lloré por largas horas.

— ¿Estás enferma? — pregunta preocupado.

— Una psicóloga le dijo a mi padre que tengo depresión, por eso me saco de Chicago y me obligó a quedarme en esta ciudad — le cuento.

— Cariño — murmura mi amigo volviendo a estrecharme entre sus brazos.

Mis padres al ver mi estado, me mandaron a una terapeuta, lo que sucedía con Noah, es bastante complicado y eso me estaba afectando. Por eso me diagnosticaron inicio de depresión, si no hacían algo para ayudarme terminaria consumiendo mi vida, es por eso me alejaron de todo. Ni relación con mis primos tengo, bueno solo con Inzie, que entre códigos me dice lo mínimo sobre la salud de Noah. Se que todos dicen que lo hacen por mi bien, pero no lo siento así.

Locura de Amor (4° SAP)Where stories live. Discover now