Capítulo 12.

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Noah.

En el minúsculo momento en que pensé que podríamos intentar la forma perfecta para congeniar mis obligaciones con la mafia y una relación seria juntos, ella toma la brillante decisión de huir, dejándome una tonta carta de despedida donde explicaba que ya no podía más, que estaba cansada de todas nuestras mierdas, que me ama más a mí que a su vida y es por eso que debía alejarse definitivamente.
¿Enojarme?
Esa palabra quedaba demasiado chica a los sentimientos que sentía, porque subestimaba lo que en verdad siento por Kate, ella no tiene ni una puta idea de las cosas, solo hace estupideces de niña caprichosa con el fin de siempre, que todos vayan detrás suyo, pero está vez no será así porque no lo iba a hacer.

¡Vete a la mierda, Katherine!

No voy a correr detrás de tí, no lo haré más.

— ¿Han encontrado algo? — le preguntó a uno de mis hombres.

— Nada señor, se la ve salir de la habitación de las señoritas Salvatore y luego las cámaras hicieron punto ciego —me cuenta.

— Sigan mirando las cámaras — ordenó.

Que no vaya detrás de ella no significa que no quiero saber donde mierda esta metida, sobre todo si esta bien, porque Katherine suele ser demasiado inconsciente cuando se lo propone.

Entro a mi habitación, todavía podía sentir el aroma de su perfume en todo el lugar y contengo mis ganas de romper todo, no quería nada que me recuerde a ella. Pero lamentablemente esa niña ahora mujer se había colado en el fondo de mi corazón, dejando imposibilitado a mi músculo cardíaco para amar a otra persona que no fuera esta maldita serpiente venenosa.
Se que somos complicados, ambos ponemos demasiados obstáculos para en verdad intentarlo, somos demasiados dañinos uno con el otro e infinidades de cosas más, solo que nadie podia negar que ambos nos amábamos de esa jodida manera tóxica que no podíamos modificar.

Tratando de olvidar todo decido darme un baño, estaba tan cabreado que dudaba hasta de mi propio juicio y por eso necesitaba despejar mi cabeza por completo para poder pensar fríamente que iba a hacer de ahora en adelante. Katherine había decidido por ambos, si ella no quería que esté en su vida no lo haría y aunque doliera como la puta madre debía dejarla ir de una maldita vez.

Mi corazón y mi cabeza estaban en una lucha interna, solo uno iba a ganar, la razón o los sentimientos, creo que sabía muy bien quién sería que ganaba esta vez.

***

Llevaba muchas horas sin saber nada de ella, mis hombres no tenían ni la jodida idea de donde estaba metida y sabía que esto era obra del señor Meitzner porque habían logrado sabotear todas las cámaras de seguridad del hotel para que ni siquiera pueda encontrar nada que me diga en que dirección fueron, no había rastros de boletos de avión o de algún vuelo privado, parecía que a Katherine se la trago la tierra, cosa que me enojaba a grandes medidas. Somos adultos, podemos resolver estos temas entre nosotros no es necesario llamar a nuestros padres para que intervenir y por eso molestaba su inmadurez en siempre recurrir a su padre.

Faltaba poco para medianoche, perdí la cuenta de todo lo que hice tratando de despejar mi mente, no quería pensar en ella, pero se me era imposible no hacerlo. Me odiaba por ser tan estúpido en este maldito momento.

— ¡Ignati! — grito saliendo se mi habitación.

A la mierda con el señor Meitzner, debía saber donde esta escondida su hija.

La rata de laboratorio no sale de su habitación, por eso voy directo a golpear con insistencia su puerta. Cuando abre, me observa y quiere cerrar, por eso se lo impido apoyando mi mano en la madera evitando que la cierre  en mi cara. Odiaba pedirle algo, pero necesitaba de su inteligencia para adentrarme en el sistema de los Meitzner para averiguar donde estaba metida la serpiente venenosa.

Locura de Amor (4° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora