Capítulo 29.

8.6K 1.2K 103
                                    

Katherine.

Otro mes más que pasábamos dentro de este hospital, entraba a la semana nuevo veinticuatro de gestación del pequeño pum y mi vientre ya me generaba dolores en mi espalda baja, antojos fuertes por cualquier tipo de chocolate, además lo había sentido moverse varias veces, pero Noah no ha tenido la oportunidad de sentir como se mueve nuestro hijo en mi interior.
La relación que llevo con él es rara por así buscar una palabra que nos describa, siento que se mantiene distante buscando protegerme, pero no me gusta para nada esto.
Deseo de todo corazón que me vea como su apoyo incondicional no únicamente como la mujer que lleva a su hijo en mi vientre, se que él pequeño pum nos va unir de por vida, solo que quería más.

— Última — lo escucho murmurar cuando se calza sus zapatillas.

— Será la última, tengo fe de eso — asegura la señora Elizabeth que esta a su lado.

Que así sea.

Todos queríamos que esto de las quimioterapias y la terapia de rayos terminen de una buena vez, solo lo queremos sano dejando el cáncer muy lejos de todos.

— ¿Qué harás hoy? — me pregunta al mirarnos a los ojos.

— Nada, es mi día libre — contesto volviendo a recostarme en la cama.

Hoy es uno de los días que particularmente tenía demasiado sueño.

— Nos vemos en unas horas — dice saliendo de la habitación en compañía de su mamá.

Mis padres tuvieron que viajar a Chicago por unas semanas por temas laborales con las empresas de papá y los centro comerciales de mamá. Ellos son los jefes, pero a veces se necesita la presencia para tomar decisiones de algunas cuestiones externas que pueden suceder en el medio.
Pero no me habían dejado sola, porque mis abuelos estaban a mi cuidado, no había nada más lindo que disfrutar de su compañía.

A veces no nos damos cuenta, la presencia de los abuelos en nuestra vida son las mejores, ello te enseñan tanto de la vida y dejan maravillosos recuerdos que no podria olvidarme nunca.

— Hola princesa — dicen abriendo la puerta y observo a mi abuelo ingresar con una bolsita de madera con el nombre de mi patisserie favorita en Alemania.

— ¿Eso es para mi? — pregunto con una gran sonrisa.

— Alguien comentó que mi bisnieto tiene muchas ganas de probar un Baiser-Käsekuchen — acota mostrando la bolsita que llevaba en sus manos.

— Ahora todo es para el pequeño pum — digo con una fingida ofensa.

— No querrás que el pequeño pum salga con cara de Baiser-Käsekuchen — comenta al entregarme ese gran porción de tarta de queso con merengue.

— Eres el mejor abuelo — digo dando un gran mordisco a mi pastel.

— Todo para la princesa — declara sentándose a mi lado. — ¿Qué te tiene tan triste? — consulta.

Suspiro y miro la cama de Noah.

— Siento que lo pierdo — murmuro.

— No puedes aferrarte a cosas del pasado, lo importante es el presente y el futuro...

— ¿Y qué pasa si el futuro lo quiero a su lado y con nuestro hijo? — le pregunto.

— Entonces si lo quieres debes ir directa a ello, si queda en un simple sueño por ahí no se cumple, no te olvides que somos los únicos líderes de nuestro propio destino — comenta dejando un beso en mi mano.

— Nunca imaginé que el amor fuera tan complicado — reconozco.

— ¿Y quien dijo que era fácil? — comenta.

Locura de Amor (4° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora