Prólogo

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Grande, inhumana y salvaje.

No llames ángel, a quién ni siquiera tiene compasión,
Perdió su rumbo y su perdón,
Por una venganza que solo le causará dolor.

Asesina, mensajera y homicida
¿Quién se hubiera imaginado
Que ibas a caer en semejante pecado?
Eres buscada y aborrecida
Por aquel que te amo algún día.

En tus ojos se encuentra la llama perdida
De la pasión que te consumía.

Fuerte, aguerrida e impetuosa
Permitiste que te destruyeran
Y ahora te levantaste más violenta,
Para demostrarle a tus enemigos lo que puede hacer un ángel perdido.

Ya no tienes alas, y ya no sanas,
Ahora matas y amenazas.
Porque ahora eres la mensajera de la muerte, a quién todos le temen.



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Recordarles que toda la obra tiene derechos de autor. Cualquier plagio o intento de copia será denunciado.

Y sin molestarlos más, los invito a disfrutar su lectura. 

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