Capítulo 39

35.3K 3.1K 3.1K
                                    

El plan

Violett

Fue mala idea decirle esas reglas a Killiam, definitivamente fue la peor de todas las ideas que he tenido en mi vida, superando por mucho la de pedirle que me dejara ir a la guerra como voluntaria en lugar de mi amiga. ¿Y por qué digo esto? Porque el rostro de Killiam es un libro abierto cuando quiere y ahora definitivamente me está dejando saber que es lo que quiere en específico.

Sin embargo, cierro los ojos y vuelvo a enfocarme en el televisor que sigue reproduciendo la película que los niños estaban viendo.

—Creo que esta ya me la he visto —Kaya por fin sale de su habitación desde que me ignoró cuando me dijo que manipulaba fácilmente a Killiam, pero ahora mismo, no tengo ganas de decirle nada.

Viene caminando descalza con pasos calmados y su cabello castaño que está recogido en una coleta alta se balancea con cada uno de sus movimientos. Sus mejillas se encuentran ligeramente sonrosadas, así que asumo que se dio un baño caliente para despejar sus músculos adoloridos por el entrenamiento de hoy. Y llega caminando directamente hasta el regazo de su padre que está sentado en la otra punta del sofá.

Mis ojos se dirigen hacia él y lo observo estirar los brazos para recibirla en su regazo y luego acomodarla bien en su pierna.

—Ah, sí ya me acordé dónde he visto esta película —Kaya vuelve a hablar y deja caer su espalda contra el pecho de Killiam —. Mike me puso esta película cuando estábamos en China y yo no tenía en que distraerme —termina su frase y creo que no estoy alucinando cuando digo que se me corta la respiración.

Mis ojos se abren de par en par y observo a Kaya, que me devuelve la mirada con una sonrisa de victoria demostrando nuevamente que sabe lo que hizo. Así que cuando mis ojos se dirigen hacía Killiam, puedo notar como toda su actitud ha cambiado de repente.

—Se acabó la película —Killiam saca delicadamente a Kaya de su regazo y a ella no se le borra la sonrisa de la cara.

Mi piel se eriza cuando Killiam toma una postura recta y su mandíbula está a punto de desencajarse de lo apretada que la ha puesto.

—Los niños aún no han terminado de verla —detengo lo que sea que esté a punto de hacer porque no es momento para esto. Especialmente para que quite la película que sus hijos están viendo de manera atenta—. Además ya solo faltan diez minutos para que finalice.

Se detiene frente al televisor y aunque no lo quiera dar a notar, todo su cuerpo habla por sí solo. Se ha enojado, pero al mismo tiempo intenta relajarse para no romper el papel de hombre extremadamente sensato que ha llevado todo el día.

No sé cuál Killiam me cae peor, si el impulsivo gruñón o el que intenta ser prudente con sus emociones y manera de actuar.

—Ya es tarde y los niños deben dormir a sus horas correctas —Killiam intenta ocultar su expresión de enojo, pero aunque ahora esté probando ser el "hombre relajado" que nunca ha sido antes, al parecer que Kaya mencionara a Mike, lo hace molestar más que cuando yo misma se lo menciono.

Mi cabeza va hasta Kaya y le dejo claro que esto lo vamos a arreglar más tarde. Ahora mismo aparte de enojarme por la manera en la que ha sabido usar la carta de Mike, lo que me sorprende es qué tanto sabe ella sobre eso y cómo ha sabido que Killiam no lo soporta. ¿Ella habrá descubierto el tipo de relación que llevamos?

—Por diez minutos más no ocurrirá nada —insisto y mi rostro va a los niños que se encuentran a mi lado —. Déjalos que la terminen —inclino la cabeza para que vea lo concentrados que están.

Los ojos de Killiam son llamas ardientes que cuando se topan con los míos nuevamente me dan ganas de huir, pero no de miedo. Estoy segura que no es miedo.

ANEURISMA ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora