Capítulo 36

21.3K 2.6K 2.9K
                                    

Maratón 1/3

¿Me seguirías amando?

Amethyst

Estoy alerta con cada paso que doy por los pasillos de esta casa, teniendo cuidado de no perder la llave que saqué de la otra finca que está a solo unos metros de aquí. Pero que se mantiene lo suficientemente lejos como para que no se note que una está cerca de la otra.

El padre de Dante, Dmitri fue el que construyó esto, al igual que el abuelo de Dante construyó el Tártaro bajo los pies de Italia sin que nadie supiera que en sus propias narices prostituían, asesinaban y golpeaban a mujeres y a niñas.

La historia de los Bianco es larga y compleja, lastimosamente yo tuve veintisiete años para aprenderla de inicio a fin. Hubiera deseado no tener que hacerlo bajo estas condiciones.

La prótesis no me deja caminar del todo bien, a pesar de que ya he tenido muchos años para acostumbrarme a ella. Actualmente tengo cincuenta y tres años, sino llevo mal la cuenta, y he pasado la mitad de ese tiempo sufriendo y acostumbrándome al dolor.

Diría que evito mirar las marcas de mi rostro y cuerpo, pero eso ya es normal. Incluso he olvidado cómo me veía sin ellas. El collar de mi cuello tampoco me molesta, nada me molestaba en realidad desde la muerte de Dmitri en manos de mi propio hijo. Ese día sentí alivio y temor, pero más alivio, porque se había acabado parte de mi sufrimiento. Las lágrimas y súplicas habían terminado, hasta que Dante apareció aquí con mis nietos.

Yo morí hace veintisiete años, siempre lo he dicho y siempre lo diré. Cada golpe, cada cortada, cada amputación y cada herida se la hicieron a una persona muerta, una persona que dio la vida por la de su hijo y que no se arrepiente de nada, incluso sería capaz de volverlo a hacer por él. Pero cuando trajeron a esos niños a este mismo destino, lograron hacerme el verdadero daño que nunca habían logrado antes.

Dmitri fue mi verdugo, mi castigador y el hombre que se obsesionó con mi belleza a pesar de estar casado con Lilya Bianco. Mujer que estaba acostumbrada a que su esposo tuviera esclavas sexuales, pero desde mi llegada se puso más a la defensiva que antes. Intentó destruirme el rostro para que su esposo acabara con la obsesión que tenía conmigo y la verdad se lo hubiera agradecido si eso hubiera funcionado, pero no lo hizo.

Dmitri estaba perdidamente obsesionado, al punto que la cicatriz que surca todo mi rostro ni le importó y todo fue peor después de eso. Pero este no es momento para recordar los años que pasé aquí porque si lo hago, me destruiré más y ahora necesito seguir moviéndome.

Saber que mi niño de los ojos de mar pudo ser feliz y obtuvo una familia es la mayor recompensa a todo mi sacrificio. Killiam fue feliz y yo me encargaré nuevamente de que vuelva a serlo. Solo necesito ayudar a esa joven madre que está haciendo todo por sus hijos en este momento.

Violett Williams. Ella está haciendo incluso más de lo que yo pude hacer para defender a sus hijos, y por eso no solo tiene ganado el título de madre, ella tiene ganado el de una guerrera. Sé que no confía en mí, pero a pesar de eso, decidió arriesgarse a verme como una salida para sus hijos.

Sus ojos son tan mieles y tan fuertes como una llama ardiente, así que tiene sentido que Dante haya pasado por lo mismo que su padre pasó conmigo, después de todo, Dmitri fue el que lo crio y le enseñó todo lo que sabe en la actualidad. Pero eso no es justificación para que la historia se vuelva a repetir. Ella no terminará en las garras de Dante y perderá su brillo, no lo permitiré.

Mi hijo es muy fuerte, pero no lo es tanto como para perder a sus hijos o a su esposa de la misma forma que perdió a su madre, así que aquí estoy yo. Moviéndome con sigilo por la mansión en la que he vivido todo este tiempo, para que nadie sospeche que quiero ir a la mazmorra, a la que solo Dante Bianco tiene acceso.

ANEURISMA ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora