POV - ABRIL SALVAT

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SOBRE LAS FALSAS ILUSIONES

Al salir del discurso presidencial los alumnos me miraban distinto

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Al salir del discurso presidencial los alumnos me miraban distinto. Las animadoras se acercaban a mí y los que se piensan "populares" no paraban de flirtear. Aburrido y predecible. Tenemos el día libre para que los alumnos voten por los cuatro representantes que competirán entre sí por la presidencia. Los resultados se darán a las siete de la noche en el gran comedor, pero no necesito esperar para saber que estoy dentro. Sé que votarán por mí.

—Es importante para él. Se ha esforzado mucho, te juro que merece ganar —comenta Daphne, mientras caminamos apresuradamente a la competencia de natación de Stephen, que está a punto de empezar.

—¡No nos soportamos!

—Por favor —implora, y ya estamos caminando por el corredor que da hacia la entrada de la piscina olímpica. Sus gestos me obligan a acompañarla, cuando Shantal se cruza con nosotras.

—¿Te entregaron mi carta? —me pregunta ansiosa, reteniéndome por el brazo. Daphne sigue de largo, y la escucho decirme que reservará los mejores puestos.

—¿Enseñas a tu hermanita a mentir por ti? La dejó bajo mi puerta y a la hora de cenar fue a mi asiento para decirme «Oye, ¿has visto que ha venido el cartero?». ¡Es una lindura! No se parece a ti.

Shantal sonríe con su carisma habitual, mientras los alumnos pasan alrededor de nosotras, así que nos hacemos a un lado.

—He quedado con ella en ver pelis esta tarde, ¿quieres venir?

—Vale, pero solo si me dejas tu número de móvil porque, aunque me gustó lo de la carta, soy fan de la tecnología y más si te desapareces así...

—¿Qué, mucho me extrañaste?

Caigo en cuenta de que somos las únicas que estamos de pie. Seguimos en el corredor, se escuchan las barras hacia los nadadores, sobre todo, los nombres de Thiago y Stephen.

—Extrañé a tu cerebro Shantal, mira que ser amiga de la mejor alumna tiene sus ventajas. Puedo dormir en clases y luego tengo los apuntes de colores.

—Supongo que habrás pensado en mí y tienes todos los apuntes igual de bonitos que cuando te los presto yo, ¿verdad?

—Puede... si te portas bien, te los paso.

—¿Te importa si después de la competencia me pones al día? —pregunta y lo dudo unos instantes, no porque no quiera, sino porque sé que no le hace falta. Es una especie de genio.

—Eres inteligente para todo, menos para conseguir una excusa decente para estar cerca de mí. —Le digo con superioridad, y puedo notar que mi respuesta la incomoda—. Estaba bromeando.

Sí puedo ayudarte, no pasa nada. En serio —intento que se relaje.

—Sí pasa... tengo que explicarte, yo... —se queda trabada—. Mira Abril, tenerte cerca es un error —dice finalmente, pero luego niega con la cabeza—, en realidad, no es eso, sé que está bien tenerte cerca, pero no es correcto.

Quinientas veces tu nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora