Cartas de Sangre

Cartas y besos.

Abro la carta, el me abraza y ambos la leemos.

"Katherine

¿Estás loca? ¿Qué carajo haces con Peter en un baño? ¿Qué? ¿Lo quieres ver muerto? ¿Quieres ver muerto a Axel, a tus amigas, a tu maldita familia que nos separó? ¿Quieres que destruya a Miranda? ¿A Bella? ¿Eso es lo que te hace falta para entender que eres mía?

No temo matar por ti, también podría matarte a ti, si decides estar con cualquiera de esos idiotas, tú eres mía, por un demonio, ¿quieres ver sangre correr? Bien."

Mi respiración está agitada, Peter está conteniendo la respiración...

—Peter –logro decir en un susurro

—Tranquila, llama a tu familia, diles que nos salgan, invéntales una pretexto, ahorita irás con Axel, no se lo digas –me aconseja

— ¿Qué les diré?

—Inventa algo

Saco el teléfono y marco a mi mamá, quien responde el tercer pitido

— ¿mamá?

— ¿Qué sucedes cariño?

— ¿están todos ahí?

—No, Miranda acaba de salir con su amiga, van por una nieve

MIRANDA. El corazón se detiene por segundos, tiemblo de solo pensar que ese maldito pueda tocar a mi hermana menor.

—Espera, Miranda está en la cocina, saldrá en unos minutos –compone mi mamá, vuelvo a respirar

—No –le grito y compongo la voz –dile que iré en una hora, necesito hablar con todos, es algo importante

— ¿Qué es pequeña?

—Sorpresa –respondo tratando de sonar divertida

—Miri, Kath dice que si la puedes esperar, debe hablar con todos –escucho a mi madre lejos del teléfono seguida de la aprobación de Miranda— nos vemos ahorita preciosa

Cuelgo y miro a Peter...

—Vamos, debemos irnos, nos esperan en la sala y seguro ya comenzó la película –Peter estira su mano derecha—

—De acuerdo —tomo su mano y caminamos a la puerta— creo que saldré yo primero, y después sales tú.

—Claro que no, vamos –el sale decidido por la puerta jalándome saliendo tras de el –

Los chicos que atienden la dulcería nos miran extraño, Peter se ríe y yo lo miro ¿Cómo puede reírse cuando la gente piensa sabe que de nosotros? Corremos a la sala ignorando al chico que nos pide los boletos, entramos y la película ya comenzó, un grito desgarrador de la mujer de la película me espanta, caminamos por la oscuridad tratando de encontrar a nuestras citas, de repente Peter frena, yo lo miro

—Aquí está Marina –me dice— suerte.

Asiento lentamente y busco a Axel, tras un rato y muchos gritos de la gente a quien molesto, él toma mi mano y me sienta riéndose, justo atrás de Peter y Marina.

—Aquí estoy, niña –me susurra— pensé que te habías ido

—No no, —me justifico— hablé a casa

— ¿Todo bien?

—Sí –le sonrío

Él me afirma con la cabeza y mira a la pantalla, yo lo sigo a mirar a la pantalla, la película me saca buenos sustos, de repente el brazo de Axel me está rodeando, muerdo mis labios y rasco mi mano, trato de no ponerme nerviosa, muy tarde, ya lo estoy, la película continua. Tomo del café casi derretido y me enfoco en la película, hasta que lo veo, Marina lo está besando, Peter la está besando, ellos se están besando..........

El tiempo se detiene, creo que mi corazón también, respiro pesadamente, siento la tensión en mis hombros, muerdo mis labios fuertemente hasta que el sabor a fierro de mi sangre sale, suspiro tratando de controlarme, maldita sea, maldito sea Peter, maldito sea su mentira. Levanto mi mirada a la película, hasta que siento una mirada en mí, miro de reojo a Axel, él me tiene abrazada y mira la película, bajo la mirada y me encuentro con los ojos penetrantes de Peter, el brillo de culpa está presente en ellos, le dirijo una mirada hostil, como "solo yo las sé dar" según él mismo me había dicho desde hace años, él sostiene la mirada por unos segundos, hasta que los labios de Marina lo interrumpen, él le regresa el beso rápido y me mira y leo sus labios "lo siento", no puedo hacer más que ignorarlo.

Coloco mi cabeza en el hombro de Axel, buscando consuelo, mi celular vibra, lo abro lentamente y su brillo me encandila...

"No le pediré ser mi novia"

—Peter 6:52 p.m.

Ignoro el mensaje y regreso a mi posición recargada a Axel, la película acaba y la sala se ilumina, todos se levantan, Axel sigue sentado y yo recargada en su hombro, frágil, sin moverme, sin decir una palabra, soy un muerto en vida.

—Buena película ¿no? –la voz chillona de Marina me obliga a mirarla

—Sí, muy buena –responde Axel con su simpatía

—Oh... ¿Si la miraron? Pensé que estaban ocupados en otra cosa –menciono sin emoción alguna.

Axel me mira, Marina se sonroja y Peter me mira sorprendido

—Sí, bueno –responde la popular castaña clara

—Vamos–me dice Axel— es hora de dejarte en tu casa    

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