El comienzo del fin.

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Tiemblo y retrocedo.

Miro por encima de mi hombro y veo la puerta, algo se impacta a mí y me hace caer, es Jack.

Él está sobre mí, coloca su mano en mi cuello y comienza a apretarlo, el aire comienza a faltar y mi cuerpo responde comenzando a moverse para quitarlo de encima, no logra mucho.

La vista comienza a irse, todo es negro, siento como mi pecho arde, las extremidades comienzan a entumirse y la respiración es cada vez más lenta, él sigue apretando mi cuello, escucho algo tronar y todo es paz.

Abro un ojo, mi habitación me resulta familiar, logro abrir el otro ojo, esta no es mi habitación, giro mi cabeza y veo mi brazo arriba, logro sentir metal en mis muñecas, intento abrir la boca y noto una bola en ella, me siento mareada.

Noto a alguien caminar por la habitación, mi vista se aclara y distingo a Jack quien se hinca en el suelo perdiéndolo de vista, hago ruidos con la garganta para que sepa que estoy despierta, siento frio en mi abdomen y distingo saber que no estoy cubierta de esa parte.

Jack se levanta y me mira, está con pantalón y sin camisa, sonríe.

— Estás despierta — me dice y camina hacia mí.

Lo miro

— ¿Cuánto tiempo pasé así? — susurro con dificultad e inendiblemente

— Solo unos minutos — responde tranquilamente, como si fuese otro Jack.

Levanto un poco el cuello a pesar del dolor con el que responde mi cuerpo por ese movimiento, lo veo, estoy desnuda.

Jack se acerca con unas pastillas y un vaso con agua, lo miro desconfiadamente.

— Sé que no querrás un hijo ¿o sí? — me dice al dejar las pastillas sobre el mueble.

Abro los ojos, los cuales comienzan a llenarse de lágrimas, otra vez....

Niego.

— Buena chica — susurra y comienza a desamarrar el cuero que mantiene esa bola en mi boca — si gritas, te mato.

Asiento.

Entonces lo hace, muevo mi quijada la cual está entumecida por el tiempo en esa posición.

— Tómalas —me dice y coloca 2 pastillas pequeña en mi lengua y me ayuda a tomar agua.

Las paso lentamente, mi cuello duele.

—Tengo frio — digo en un susurro

Él me mira por unos segundos y me cubre con 2 cobijas, pero no me suelta.

— En los brazos también tengo frio — le digo

— No te soltaré — me dice alejándose — aun no terminamos

— Ya me violaste ¿Qué más quieres? — le digo en un tono de voz molesta

Él se ríe

El sonido de sirenas interrumpe la tranquilidad del cuarto, ahogo un chillido pesado, mis ojos se abren por la impresión, con miedo mis ojos se dirigen a un molesto Jack, quien está mirando por la ventana contornada de color negro, su mirada se ha hecho profunda y oscura, llena de locura, su ira es demuestra en la vena de coraje que se le forma en el cuello.

Su pecho muestra tu acelerada respiración, los colores rojo y azul llenan la habitación, una pizca de esperanzas me llena el pecho.

Peter me salvó, incluso antes de su muerte.

Cartas de SangreWhere stories live. Discover now