El remitente de cartas.

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Abro los ojos poco a poco, todo está oscuro, mi ojos tratan adaptarse a la oscuridad, cuando lo logro distingo 3 bultos en el piso, creo que desmayados.

Trato de llevar mis manos a la cara pero me es imposible, estoy esposada de manos y pies, las esposas que tengo en mis manos pasan por detrás de un tubo manteniéndome con espalda recta.

Veo como un bulto trata de levantarse, están esposados son Criss, Axel y Sue, ¿Y Miranda? Criss y Sue están esposados una a la otra

La puerta se abre, entra un hombre de unos 30 y algo, parecido a Peter, pelo negro, ojos azules y piel morena clara

Quemado, seguramente.

Esta vestido con unos Jeans flojos y una camisa con cuello V color blanca.

Mis ojos se acostumbran a la luz que entra de la puerta abierta, es una habitación vacía, sin nada, solo algunos tubos, como un sótano en remodelación, miro a mis amigas, ya están los 3 despiertos, tienen mordazas en la boca.

Siento la mirada del hombre, me intimida, me está mirando fijamente, con la mirada penetrante, me mira sonriendo, como si no creyera que soy yo.

— ¿Recibiste mi cartas? — me dice por fin.

¡ES ÉL!

Abro la boca pero nada sale de ella, un debate se hace presente en mi cabeza, ofenderlo vs mantenerme al margen... Mi verdadero yo gana.

— ¡Eras tú! –Le grito — ¡MALDITO BATARDO!

— ¿Quién más podría ser? — me responde como si fuera una idiota.

— ¿Qué quieres? — me limito a preguntar

— A ti — responde mientras se inca frente a mi

Axel comienza a hacer ruidos, como si estuviera gritando, su cara está roja.

— No sé quién eres — le digo

Él se levanta y va por los demás, acaricia la cabeza de Sue y Criss

— Sí lo sabes, solo que te obligaron a olvidarme — menciona con un tono de voz que delata tristeza

Entonces mira a las chicas, quienes parecen reconocerlo pues sus ojos se abren sorpresivos y la mordaza ahoga un grito de Sue.

— Dejemos que ellas te cuenten la verdad, ya que tus padres no podrán hacerlo –dice con un aire de ironía.

-— ¿Qué le hiciste a mis padres? — le pregunto, esperando lo peor.

— Los mandé al infierno a donde pertenecen — me responde dándome la espalda mientras levanta a las chicas y las pone frente a mí.

Mis ojos se ponen cristalinos, mis padres, miro a mis amigas a quienes ahora les quitan la mordaza que tenían, y las sienta frente a mí.

— Ahora hablen — le ordena, parado a un lado de nosotras.

Miro a mis amigas, confundida, Sue tiene miedo, Criss está indecisa.

— Por su madre, hablen — exige él.

— No — responde Criss

— Hablen — dice él con un tono más fuerte.

— ¡No! — le grita Criss

Él se sienta al lado de Criss, negando con la cabeza, en un movimiento el cuello de Criss está abierto, su cabeza prende de un pedazo de piel en la nuca, la sangre alcanza mi ropa y me salpica, un grito sale de mi boca y Sue comienza a llorar, ella tiene toda la cara manchada por el impacto de la bala en el cuello de Criss.

Cartas de SangreWhere stories live. Discover now