Un nombre en la ventana.

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Ahora estamos estacionados frente a mi casa, mis padres están subiendo 2 maletas a la camioneta azul de mi padre, cierran la cajuela y nosotros bajamos del auto.

—Regresaremos en unos días, tengan cuidado, Miranda no irá a la escuela mañana –me informa mi padre

Afirmo.

Criss y Sue llegan tras de mí, Axel llega segundos después con las maletas de cada una.

—Cuidado –agrega mi madre

Entiendo su tono de voz, afirmo nuevamente.

—Tengan cuidado, llamen cuando lleguen –le pido a mi madre.

—Seguro –me responde

Mi padre se coloca aún lado de mi madre.

—Es hora de irnos, nos esperan en el hotel –dice mirando a mi madre

El corazón se me encoje ¿cómo nos pueden dejar después de lo que pasó?

Ellos se despiden de cada uno de nosotros dándonos un abrazo, dándome la bendición y saludando de mano a Axel, quien gustoso lo acepta, suben al auto y se van, los miro alejarse, Miranda aparece en mis recuerdos, tengo que hablar con ella.

Entramos a casa, las chicas entran a mi cuarto donde colocan sus cosas.

— ¿Quieres un poco de agua? –le ofrezco a Axel

El asiente.

—Gracias, niña linda.

Sonrío y entro a la cocina, lo miro sentarse en el sillón, mirándome, como dándome consuelo con la mirada, saco una botella de agua helada del refrigerador y la sirvo en un vaso de cristal, lo agarro con la mano derecha, camino en dirección a él y se lo ofrezco, él lo acepta de inmediato y comienza a tomarlo, golpea un lugar a un lado de él en sofá, pidiéndome que me siente, lo hago.

—Sé que estás tensa –me dice

—Estoy bien, sorprendida —le aseguro

El deja en vaso en el piso, y se gira a mirarme, sonríe irónico.

— ¿Qué?

—No eres buena mintiendo, bonita

Lo miro con mis ojos cristalinos, amenazando de salir las lágrimas nublan mi vista, su mirada se endulza y me abraza, ofreciéndome así toda la calidez

Sorbo por la nariz para no llorar, el me abraza muy fuerte.

El escenario cambia, estoy en un cuarto, las paredes son oscuras, café oscuras, hay un reloj en la parte de arriba de la puerta café clara, trato de levantarme, no lo logro, miro mi piernas, ¡ESTÁN ESPOSADAS! Comienzo a agitarme, trato de zafarme desesperada mente, miro mis brazos, unas esposas las detienen pasando por detrás de un tuvo, manteniendo me recta, un llanto de bebé me destroza los oídos, cada vez más fuerte, se abre la puerta y un hombre entra.

—Cariño –me dice

Trato de mirar su cara, no lo logro, no lo veo, el bebé llora, él se acerca al bebé, el cual está en la cama según veo, sigue llorando, cada vez con más fuerza.

Escucho un cinturón y....golpes....

Está golpeando algo, está golpeando al bebé...

Comienzo a gritar que pare, entonces, todo se pone negro.

—Mierda, Kath, despierta –la voz de Criss suena preocupada a la distancia

Intento abrir los ojos, no lo puedo hacer.

Cartas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora