Recuerdos dolorosos.

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Nada.

Lo hago nuevamente.

Nada

— ¿Qué sucede? — grito golpeando el arma

Lo hago nuevamente

Nada.

Abro el arma, no hay balas, no hay nada, la desesperación crece en mi pecho, no es posible.

Grito con frustración, miro a Jack quien me ve asustado.

Él asustado de mi comportamiento, ironía en su pleno resplandor. Camino en su dirección y tomo su arma, la coloco en mi cien.

—Dispara — le digo — me dijiste en las cartas que me matarías si no te correspondo, mátame.

—'Te necesito viva para lo que tengo para ti — dice con su vista ida nuevamente.

Jack es nuevamente él loco que mato a tantas personas.

Me toma del brazo y quita el arma de mi cien, me jala fuera de la habitación, giro por última vez a la habitación donde está el cuerpo de mi hermana y la perra de Sue.

Caminamos por los pasillos, hasta llegar a la misma copia barata de mi habitación, no quiero saber que trama aunque mi instinto lo dice.

No pongo resistencia, no tengo nada que perder ahora.

Estoy sola, sin mi familia, sin Peter, sin Criss, sin mi pequeña Miranda.

Bella corre por mi mente.

Ella me queda.

Ese pequeño y peludo pedazo de mi familia me queda, está sola en casa, debo regresar, debo hacerlo por esa pequeña adoración de mi hermana y mía.

Debo salir de aquí.

Debo matar a Jack.

Entro a la habitación, debo idear algo para quitarle el arma y acabar con su vida, salir e ir por el celular que está en la habitación, llamar a la policía nuevamente, a la ambulancia, salir de aquí con los cuerpos de los que me importan, Miranda, Criss y Peter.

Suspiro.

¿Qué puedo hacer? Piensa rápido Kath, rápido.

Jack me tira al piso frente a la cama, levanto la vista para mirarlo, comienzo a seguirlo mientras el camina en dirección al mueble negro lleno de su fetiche, no puedo dejar que me toque, vomitaría, necesito el arma.

Busco el arma con la mirada, la tiene en su bolsillo izquierdo del pantalón.

¿Cómo lo saco? ¿Simplemente corro y lo quito?

Sacudo la cabeza, ya perdí la razón eso sería un suicidio.

Veo como abre el cajón y saca 2 pares de esposas, una mordaza color vino, antifaz oscuro y un látigo, está manchado de sangre, seguro es el que usó hace rato.

Me arrastro para atrás usando mis manos, mis manos duelen por las astillas clavadas tras que el palo gordo de defensa estallara en mis manos hace rato, están comenzando a sangrar, son, fácil, unas 20.

Jack sigue alistando las cosas, comienza a quitar la colcha color negro de la cama, negro como el que yo tengo en mi cuarto y que seguro Sue le informó, una sábana color vino muy muy oscuro cubre el colchón, de igual manera estor segura que Sue le contó, esa perra durmió en mi cuarto, compartió con mi hermana y la asesinó después.

De repente siento la necesidad de ir y darle otro balazo a la muy perra.

Trago saliva, mi garganta está doliendo por aguantarme las lágrimas de coraje, me siento incapaz de hablar, muerdo mi labio lastimado y hago una mueca de dolor.

Cartas de SangreTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang