Cartas de Sangre

Sangre a correspondencia.

Abro la carta y comienzo a leerla

"A mi amada Katherine:

Cariño, vine a dejarte esta carta, como decidí hacerlo desde ayer que te envié mi presentación, ¿ya me recordaste preciosa?, sé que aún no, descuida mi amor poco a poco lo harás.

Estoy tan cerca de ti que todos nuestros recuerdos lo siento presente, tus carisias, tus palabras de cariño, ¿Cómo es que no lo recuerdas? Fui lo mejor que te pasó.

No tienes por qué andar con chicos nuevos, ninguno de esos 2 idiotas con los que te juntas, el chico nuevo de tu clase y el "amigo" , tú eres mía, solo mía.

No tienes por qué estar de zorra con ellos, maldita sea Kath, ellos nos van a separar ¿no lo entiendes? Al igual de tus malditos padres lo hicieron hace años, te harán olvidarme, no puedes olvidarme, no puedes.

Eres mía, MÍA.

Te amo."

Guardo la carta doblada en 4 partes en mi cartera, ¿con quién puedo hablar de esto? Mi cara esta petrificada en la calle, no sé qué pensar no sé qué hacer, no sé nada, tengo miedo, ¿Qué está pasando?, mi cara se torna roja y mis ojos se humedecen, estoy temblando.

—Kath

Mis ojos se encuentran con la cara preocupada de Peter, su piel blanca sobresale sus ojos azules los cuales me miran con temor

— ¿Está todo bien?

—Si –miento—

— ¿Estás segura?, te noto asustada –su mano se coloca en mi mejilla y su mano izquierda toma mi mano derecha— Estás caliente de la cara y fría de las manos, estás nerviosa ¿Qué pasa?

— ¿Qué tanto me conoces? –Respondo con color rojo en mis mejillas—

—Más de lo que me conozco a mí mismo –responde con firmeza y dulzura— ahora... dime que está pasándote.

—Nada –le aseguro— estoy bien

—No seas terca, dime –coloca sus manos en mis hombros—

Lo miro vacilando, no sé qué hacer, mi mente se congela y las palabras salen solas.

—Tengo miedo –suelto por fin—

— ¿Quieres hablar? – Me pregunta—

—Tenemos que ir a la biblioteca – respondo tratando de barrerme de la situación—

—Kath

—Tengo que ayudar a Axel –me repongo en postura, pero mis emociones están descontroladas

—A la mierda Axel, me importas tú –responde molesto—

—Peter, a mí me importa, es mi responsabilidad.

—Está bien, vamos, pero prométeme algo –su rostro toma seriedad— prométeme que me contarás.

Mis ojos se humedecen

—Lo prometo

Sin decir nada toma mi mano y apoya su frente a la mía,

—Estoy contigo –susurra mirándome con ojos de ternura— siempre

Doy un suspiro pesado, paso mis brazos hasta llegar a su espalda y hundo mi cara en su pecho, abrazándolo fuertemente, sus brazos llegan a mi espalda, uniéndome más a él. El tiempo se detiene.

Un carraspeo de garganta incomoda hace que nos separemos lentamente, es un pequeño niño de cabello castaño, trae algo en las manos, un sobre, mi corazón se contrae.

—Te mandan esta carta – su voz es de un niño de 9 años, la carta está en dirección a mi estómago con su mano estirada, esperando a que yo la tome.

— ¿Quién te la dio?

—Un muchacho por allá –responde señalando unos arbustos—

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