Cartas de Sangre

Sentimientos a flor de piel.

Leo frena en seco y me sacude hasta el alma...

« ¿Qué diablos fue eso? »

Mi mochila esta regada por el pasillo...

—Mierda...

Peter me ayuda a recoger todo, ambos estamos hincados en el pasillo, tomamos cosas y la metemos a la mochila.

— ¿Quién te la envía?—menciona con el sobre de esta mañana en su mano.

—No tiene firma.

— ¿Qué dice?

—Aun no la leo, ¿Qué es esto? –lo miro extrañada.

—Solo, dudas...—vacila para después dirigirme una sonrisa

Sin decir una palabra más, terminamos de llenar mi mochila nuevamente, ahora la carta está en mis manos, debo leerla, pero no es algo que les importe a lo demás ¿no? Decido esperar a llegar a casa para abrirla, así que la meto en la mochila, sin prestar atención a donde la metí. Presto atención a Peter, quien mira por la ventana ahora, quiero creer que siente mi mirada porque gira sus ojos para mirarme, abro los ojos mostrando la sorpresa de que me haya descubierto mirándolo como estúpida,,

— ¿Sucede algo?

Me limito a negar con la cabeza, él me sonríe.

El camión está ya en marcha, ambos dirigimos la mirada a diferentes direcciones, veo como en diferentes paradas muchos compañeros se bajan del camión y corren entusiasmados a sus casas, para disfrutar de un puente por discusiones de maestros, suele pasar cada tanto tiempo en la escuela. Veo cercana la parada donde, esta mañana Peter y yo nos subimos a este mismo horrendo camión, así que Peter se levanta para caminar en dirección a la puerta, es seguido por mí, el camión se para y las puerta se abren, Peter baja del autobús primero, me despido de Leo con una sonrisa y bajo del camión, ambos miramos como este se aleja.

—y... ¿Qué harás en el puente? –menciona Peter mirando a la nada.

—No lo sé, supongo que pasar tiempo con Axel, ayudándolo a ponerse al corriente con las clases –suspiro.

—Ohh...tú nuevo "amiguito"—menciona haciendo énfasis y comillas al aire en esa última palabra.

—Lo acabo de conocer—respondo ignorando su comportamiento— pero es agradable.

—Supongo...

Caminamos en silencio hasta llegar a la casa de Peter, Blanca con orillas azules, los colores favoritos de su papá, el diseñador de hogares más conocido de aquí, grande y con patio enorme, claro, tiene 3 perros pastores Alemanes y 2 Pitbull, los cuales me aman, a pesar de ser grande solo es de 1 piso, pues la señora, la madre de Peter, tiene un temor a las casas de 2 o más pisos,

—Hasta luego –dice metiendo su mano en el bolsillo de su pantalón.

—Peter...

El me mira, con una mirada, de esas, que te confiesan frente a las personas, estaba confundido.

— ¿De qué querías hablar?

Su mirada se vuelve nerviosa, remoja sus labios con su lengua varias veces, mientras que yo juego con mis manos, arañándome levemente con mis uñas pintadas de negro.

De repente la puerta principal de su casa, blanca, se abre, saliendo su madre a recibir a su hijo, con una cálida sonrisa en sus labios me habla.

—Katherine, tiempo sin verte, estas enorme –menciona mientras me abraza muy fuerte— ¿Cómo está tu familia?

—Muy bien, gracias, ¿y usted y el señor? [¿No lo mencioné?, Peter es hijo único]

—Estamos muy bien, gracias por preguntar... ¿te quedas a comer?—me invita mientras toma mi mano derecha entre las suyas, suaves y delicadas.

Sonrío y niego con la cabeza, por el borde de mis ojos miro en dirección a Peter, quien se ve algo molesto.

—No puedo, mi padre llegará temprano hoy y queremos comer en familia, hace mucho no lo hacemos, desde que papá tiene ese nuevo trabajo, pero gracias por la invitación –respondo de la manera más amable que me es posible.

—Qué lástima, espero poder tenerte en casa más seguido, Winston te extraña— reímos, Winston es el perro mayor de Peter, pastor alemán de 4 años, lo conocí cuando recién se lo regalaron a Peter.

—Vendré pronto –respondo.

— ¿Mañana?

Esas palabras salieron como susurro de la boca de Peter, quien desde que salió su mama no había hecho ni ruido. Su madre y yo lo miramos, el levanta la mirada en dirección a la mía, levanta sus cejas, como obligándome a responder, y sonríe simultáneamente.

—Mañana –respondo después de unos segundos— ¿qué tal si me acompañas a las asesorías? Irán mis amigas igual, de ahí vamos por un helado y venimos a ver a Winston y a los demás.

— ¿Con tú nuevo amigo?

Asiento, su madre solo está en silencio, mirando a su hijo.

—Está bien –responde por fin.

—Entonces mañana nos vemos, que pases lindo día, saludos a tus padres y a la pequeña Miranda –besa mi mejilla y se mete—

—Entonces.... –vacilo mientras mis manos demuestran lo nerviosa que estoy al juguetear con ellas de forma extraña*

— ¿Entonces...?

— ¿De qué me querías hablar? –pregunto de forma directa, los ojos de Peter se dilatan por los nervios, noto su sonrisa burlona.

El silencio es denso, siento un peso en mis hombros, el sigue callado, creo que han pasado ya minutos desde que le hice la pregunta, maldita sea Peter...

—Hablaremos después—suelta de repente, sacándome de los pensamiento en su contra— Es tarde, y debes ir a tú casa, tú madre debe de estar preocupada. –encoje los hombros para después sonreírme—

— ¡Peter! –me escucho gritándole.

—No grites Kath, te lo diré en su tiempo –dice mientras coloca sus manos sobre mis hombros, busca tranquilizarme, maldito idiota.

— ¿Y por qué me dijiste que me lo dirías?

—Por qué pensé que tendría el valor –suspira— pero no lo tengo –puedo notar que desvía su mirada, la cual, ahora esta clavada en mis labios—

— ¿Valor?

—Nos vemos mañana, descansa –sus manos siguen en mis hombros, me encuentro a mí misma aguantando la respiración, su mirada sube de mis labios a mis ojos—

—De acuerdo, a las 11. No vayas a dejarme plantada

—No lo haré, nos vemos – me dice mientras quita sus manos de mis hombros y sonríe, camina en dirección a su casa—

Lo miro acercarse a la puerta y me giro en dirección a la derecha, donde a lo lejos, distingo mi casa, comienzo a caminar hasta que mi nombre en un grito me detiene.

—Kath, espera.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

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