CAPÍTULO 15

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El aroma de Jason parecía ser más necesario para mí que el propio oxígeno, el calor que emanaba de él era más fuerte que incluso el calor del mismo sol, o por lo menos así lo sentía yo, sus lágrimas mojaban mi camisa pero se sentía bien ser aquel soporte que lo sostenía en momentos difíciles fuese cual fuese su causa.

Sus brazos estaban sobre mis hombros y se entrelazaban alrededor de mi cuello, mientras que mis brazos estaban alrededor de su cintura, nos abrazábamos tan fuerte que nuestros cuerpos parecían uno solo, tenía parte de su peso encima de mí y mis piernas comenzaban a adormecerse pero no diría nada, no interrumpiría su momento de desahogo.

-Discúlpame Angelina...- Dijo separándose de mí y limpiando sus lágrimas. -Necesitaba un abrazo.

-Descuida Jason...- Le dije tomando una de sus manos entre las mías. -Todos en algún momento necesitamos desahogarnos.- Una sonrisa brotó repentinamente de sus labios.

-Me llamaste Jason, nada de señor o jefe.- Ante su comentario yo también sonreí. -Eso significa que somos más cercanos, hay confianza.

-Sí, creo que sí.- Jason me da un ligero abrazo y un beso en la coronilla, no hay palabras para describir cómo me hizo sentir. -¿Te sientes mejor? ¿Puedo saber qué te sucede?

-Creo que sí, pero no aquí, vamos a mi apartamento y hablamos allá, si estás de acuerdo claro.

Lo dudé un momento pero Jason estaba dispuesto a abrirse y hablarme de él, de sus problemas por lo menos, de él solo sé su nombre y edad, así que es una gran oportunidad.

-Por mí no hay problema.- Dije al fin sin parar de sonreír.

Salimos de su oficina, le dió instrucciones a su secretaria la cual ya se encontraba en su puesto y salimos rumbo al parqueadero para irnos en su camioneta, me abrió la puerta del copiloto como todo un caballero, gesto que me conmovió aún más porque a pesar de no estar bien no pierde su esencia y luego él entró al auto también.

A mí el dinero no me deslumbra, los pequeños detalles son los que me sorprenden y hacen que me enamore, una persona puede tratar de bajarme la luna, pero si no es atento, me dedica tiempo, me dice cosas bonitas, me apoya en los momentos difíciles, entonces no vale la pena para mí, las cosas materiales cualquiera con dinero las puede conseguir, lo demás sólo un hombre enamorado puede.

Jason enciende el auto y lo pone en marcha, tiene una expresión de total tristeza y el silencio reina entre nosotros, me armo de valor y coloco mi mano encima de su mano libre la cual se encuentra sobre su muslo derecho, para que sienta que no está solo, me mira sonriente, le da vuelta a su mano entrelazando sus dedos con los míos, levanta mi mano a la altura de sus labios y deposita un beso en el dorso de esta.

Es tan hermoso, todo en él me cautiva, incluso solo con verlo respirar ya yo estoy suspirando por él, nuestras manos siguen entrelazadas y mi parte más atrevida se imagina el calor de su tacto en otras partes de mi cuerpo, este hombre me va a enloquecer.

Llegamos al barrio Bocagrande, es uno de los barrios más prestigiosos de la ciudad, solo personas con mucho dinero pueden darse el lujo de vivir aquí, eso lo veía venir, lo que me sorprende es que se detenga frente al edificio Kanoa, de 17 pisos, sencillo, residencial en su totalidad y poco lujoso en comparación a los otros construidos en esta zona, al parquear bajamos del auto, caminamos al interior del primer piso de este encontrando la recepción, donde un hombre de unos 50 años aproximadamente nos saluda con gran amabilidad, entramos al ascensor y Jason presiona el botón con el número 10.

Al llegar al piso salimos del ascensor y veo un gran pasillo y dos puertas en cada extremo, lo que significa que solo hay dos apartamentos por piso, han de ser amplios, caminamos hacia una de las puertas, Jason saca las llaves de su bolsillo y abre, quedo embelesada al ver la belleza de aquel lugar, una paleta de colores negro, blanco y gris se mezclan para dar un espectáculo a mis ojos, muebles, cuadros, cortinas, todo, absolutamente todo, encaja a la perfección.

-¿Quieres algo de tomar? Un whisky tal vez...

-Te agradezco pero un vaso con agua es suficiente.

-Está bien, ya te lo traigo, toma asiento.

Me senté en el cómodo sofá cerca al gran ventanal que me daba una vista completa de la ciudad.

-Mi madre adoraba sentarse justo ahí donde estas sentada tú.- Dice mientras se acerca y me entrega el vaso con agua. -Le encantaba ver la ciudad, en ese tiempo no habían tantos edificios así que la vista al mar era espléndida.- Dice con una sonrisa nostálgica, me siento como una intrusa así que traté de levantarme para dejar libre ese lugar. -No te preocupes, si te gusta entonces quédate allí, te ves tan hermosa como ella.

-Gracias, por cierto si... Te incomoda hablar de lo que te sucede, tranquilo, no tienes que hacerlo.

-Si quiero hacerlo.- Hizo una pequeña pausa y comenzó a hablar. -Verás... Yo perdí a mis padres hace doce años, no fue como todo el mundo cree, mi madre llevaba un tiempo sufriendo de esquizofrenia, mi padre un economista aún sin saber de psiquiatría decidió abrir su propia clínica de salud mental para que mi madre recibiera la mejor atención posible y ayudarla a vivir medianamente bien.- Una lágrima comenzó a deslizarse por su mejilla.

»El tratamiento parecía estar mejorando su condición pero un día en medio de una crisis comenzó a golpear su cabeza contra la pared, mi padre al verla intentó detenerla pero mi madre lo atacó con unas tijeras, lo apuñaló en el cuello y mi padre murió casi al instante, mi madre continúo golpeando su cabeza hasta destrozar parte de su rostro y caer inconsciente al suelo, cuando los paramédicos llegaron ya había muerto también.

Jason llora desconsolado y me apresuro a abrazarlo, está sentado a mi lado así que me arrodillo frente a él para quedar a una altura pertinente, no le digo nada, no sé qué decir en un momento así, solo me limito a abrazarlo.

-Ese día es hoy Angelina, hoy hace doce años sucedió, yo no pude hacer nada, tenía 12 años pero a pesar de ser grande en estatura y un chico listo no fui capaz de reaccionar, estaba de pie en la entrada de la habitación y allí presencié todo lo sucedido.

»Llamé a mi padre para avisarle lo que hacía mi madre, para que la detuviera, no quería que se hiciera daño. Tal vez si no hubiese hecho eso mi padre estuviese vivo ahora.

-No te culpes, fuiste una víctima de la vida, hiciste lo que creíste conveniente, trataste de salvarla aunque las cosas no hayan resultado como esperabas, eso no significa que tú seas el culpable.

Me separé un poco de él, lo miré fijamente y limpié sus lágrimas con mis pulgares.
-Gracias por compartir ese pedacito de ti conmigo, eres un gran hombre Jason, no mereces tal sufrimiento, no debes seguirte culpando por algo que escapaba de tus capacidades.- Continué secando sus mejillas y al terminar de hablar besé su frente, Jason ya estaba un poco más calmado y me dio una media sonrisa.

Ese gesto y el sentir su respiración tan cerca de mi rostro provocó un gran deseo que no pude ni quise controlar, acerqué mis labios temerosa a los de Jason y le dí un ligero beso, al separarme ví que su sonrisa se había borrado, pensé que había arruinado el momento pero no fue así, Jason acerco su rostro me devolvió el beso.

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