CAPÍTULO 22

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Caminábamos por el estrecho pasillo rumbo al ascensor, Angelina estaba roja de la ira, en ese momento deseé poder leer las mentes para saber qué estaba pensando.

-Una cosa Angelina, hasta que no terminen todo no se pueden ir.

-Si lo que quiere señor, es que me quede a vivir aquí dígame para traer mis cosas.- Dijo con la más dulce de las ironías.

-Pues no es mala idea, aquí hay bastantes habitaciones.

-El trastornado parece ser usted, debería aprovechar que no tiene que pagar nada e internarse SEÑOR...

Cada palabra que salía de su boca solo me alentaba a molestarla más, nunca me había puesto en este plan, no sabía cuan placentero y... excitante podría ser, la tomé del brazo y pegué su cuerpo contra la pared mientras que con mi cuerpo la presionaba más contra esta, la miré directo a los ojos y me deleité viéndola.

Allí estaba la Angelina de la cuál me enamoré, sus nervios eran casi palpables, trataba de sostenerme la mirada apesar de que no quería hacerlo, su respiración se volvió pesada, su cuerpo tan tenso que parecía imposible mover un músculo y el movimiento de su garganta cuando pasaba su saliva era muy perceptible.

Deseé hacerla mía de nuevo con tal dureza que no me olvidaría nunca, deseé poseerla allí mismo pero sabía que no se podría, además, es ella la que debe venir a mí no yo, no le he hecho nada.

Acerqué mis labios y ví como ligeramente abría la boca para recibir la mía, solté una gran sonrisa de victoria y me alejé de ella, caminé hacia el ascensor, presioné el botón y este se abrió de inmediato, en cuanto entré me volteé a verla y lo cerré antes de que llegara, la venganza es dulce, pero no solo lo hice por venganza, sé que si la tengo cerca no voy a resistir la tentación y ya tengo una erección en proceso, debo tranquilizarme.

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Narra Angelina

-Hola Angelina, supongo que te diriges al área de archivo.

-Jefe Karina hola, sí, para allá voy, tranquila que no la voy a hacer quedar mal.

-¿A mí? ¿Por qué?

-El señor Lombardi me dijo que le solicitó a alguien de su personal y usted le dijo que yo podría ser la indicada por ser colaboradora.

-Pues sí lo eres pero... Yo no te seleccioné, él lo hizo, de echo ni siquiera me lo consultó, me dijo que te enviaría para allá. Desde ayer lo iba a hacer pero como María no pudo venir no podía quitarte del puesto, entonces me dijo que te pusiera a ti a cubrir las horas restantes que le correspondían a María. ¿Tienes alguna deuda con el jefe la cuál estás pagando con trabajo o algo así?

-No.

-¿Entonces?

-Tal vez le caigo muy bien y me asigna las cosas porque cree que las haré como es debido.- Es la excusa más ridícula que se me ha podido ocurrir, era mejor decir "no sé" o algo así. -Pues no sé, tendría que preguntarle.

-Sí tienen algún problema es mejor que lo resuelvan porque estas horas extras de trabajo hasta donde tengo entendido no son pagas.

-Lo resolveré, gracias.

El ascensor se abrió por fin e ingresé a él, me quedé un momento reflexionando lo que Karina me acababa de decir, entonces era eso... Jason estaba tratando de joderme, de aburrirme, ¿Con qué intención lo hace? ¿Para que me vaya? Pues no le voy a dar el gusto, es más, no voy a seguir sus órdenes.

No había presionado ningún botón así que el ascensor estaba allí mismo en el primer piso, entonces presioné el botón para que se abriera y salí, caminé hasta la recepción e ignorando las preguntas de mis compañeras tomé mis cosas y me fui, salí de allí como alma que lleva el diablo, si el plan de Jason es llevarme al límite, yo lo haré primero y que gane el mejor.

Tomé el transporte público pero me baje mucho antes de llegar a mi casa, quería caminar para sacar un poco de esa rabia que tenía guardada, eso siempre me relaja, me tranquiliza hasta cierto punto, pero sin duda mi mejor terapia es llegar y ver la sonrisa de mi pequeño, estar en sus brazos no tiene comparación.

Mi celular no ha parado de vibrar dentro de mi bolso, temo que si lo saco para contestar la llamada correré el riesgo de que me lo roben, la ciudad está muy insegura estos días.

Voy tan absorta en mis pensamientos que no me doy cuenta de la camioneta que está conduciendo cerca de mí solo hasta que comienza a pitar con desesperación, bajan el vidrio y puedo ver al conductor, es Jason y se ve muy enojado, esa expresión borra todo rastro del enojo que había en mí, lo miré pero no me detuve él continuó conduciendo muy despacio para seguirme el paso.

-Sube.- Lo ignoré y de reojo pude ver cómo su ira aumentaba. -¿Qué crees que haces? Si no subes te juro que me bajaré te cargaré ¡Y te subiré a la fuerza!

Detuve una moto, aquí algunas motos sirven como transporte público, el costo es mayor que el de un bus pero menor que el de un taxi, me subí y le pedí que me llevará rápidamente en dirección a mi casa.

Ví a Jason golpear el volante en repetidas ocasiones frustrado por mi reacción, al parecer voy tomando la delantera en esta batalla, Jason pretendía hacerme la vida imposible en la clínica pero acá afuera no tiene control sobre nada y menos sobre mí.

Llegué a casa en poco tiempo, la camioneta de Jason se mantuvo todo el tiempo detrás, me bajé, le pagué y cuando estuve a punto de entrar a la casa Jason dejó la camioneta en la mitad de la calle, bajó y me atrapó del brazo.

-¡¿Qué crees que haces Jason?!

-¡¿Qué crees que haces tú?!

-¿Qué creen que hacen los dos? Parecen pendejos haciendo teatro para estos chismosos, Angelina entra y tú Jason parquea bien eso y entra, por lo visto tienen que hablar.

-No mamá.

-Nada de no, van a hablar, ¡Ahora!.

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