CAPÍTULO 26

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El lugar destilaba elegancia y dinero por dónde quiera que se mirara, solo con lo que costaba uno de los candelabros tendría dinero suficiente para vivir sin preocupaciones por varios meses

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El lugar destilaba elegancia y dinero por dónde quiera que se mirara, solo con lo que costaba uno de los candelabros tendría dinero suficiente para vivir sin preocupaciones por varios meses.

Me sentía como una reina entrando a su palacio acompañada del rey, Jason se veía espléndido y yo... Bueno, yo también lucía espectacular, Jason supo escoger el vestido, cualquier persona que me viera en este momento podría suponer que pertenezco a su misma clase social y mejor aún supondría que Jason y yo somos la pareja más bella y feliz del mundo.

La noche marchaba de maravilla, caminamos por el gran salón, Jason saludó a muchas personas y de paso me presentó ante ellos, como su novia, no me lo había pedido directamente pero ese gesto era sin duda una declaración de amor, tal vez la más hermosa, me demostró en todo momento que no le importaba de dónde venía yo o mi condición económica, parecía estar orgulloso por tener mi compañía.

-¿Entonces es ella? Es la mujer por la cuál me rechazaste.

-Fernanda... Estás un poco ebria por favor.

-Estoy perfectamente...

-¿Se puede saber qué es lo que está sucediendo?- Interrumpí la tensa conversación, quería saber de qué se trataba todo y hacerme notar, esa mujer no se refería a mi de la mejor manera.

-Por supuesto, soy Fernanda, llevo ya un tiempo enamorada de este sujeto, tuvimos sexo ¿Qué? ¿Cinco o seis veces tal vez? Ya no lo recuerdo...- Hizo una breve pausa, al parecer sí estaba bastante ebria y la noche apenas empezaba. -Cuando le dije que quería que formalizáramos las cosas me dijo que no, que no quería compromiso y míralo aquí está contigo, ¿Qué puedes tener tú qué no tenga yo?

-Ya Fernanda, no más, estás haciendo una escena.

-¿Te da vergüenza que sepan cómo jugaste conmigo y con mis sentimientos?
Y tú... Espera, yo te he visto en algún lado, tu rostro me es familiar pero no recuerdo de dónde, ¿De dónde la sacaste Jason?

-No tengo porqué darte explicaciones de lo que haga o a quien dejó entrar a mi vida, si nos disculpas, tenemos a muchas personas pendientes por saludar aún.

-Espera, espera... ¿Ella no es la chica de la clínica? La chica que me recibió en la recepción la última vez que fui... POR SUPUESTO... ¿Cómo puedes estar con ella?, por poco logras engañarme mosquita muerta, pero un vestido fino y costoso no te va a dar la clase y altura que tenemos los aquí presentes, ¿Caiste tan bajo Jason? ¿La recepcionista?

-Ya no más Fernanda... Mi vida no es asunto tuyo, no pienso permitir que la trates así.

Y ahí estaba yo con mis inseguridades al mil porciento, sintiéndome pequeña e insignificante; el maquillaje, el peinado y el costoso vestido habían surtido un gran efecto en mí haciéndome sentir como una perra empoderada capaz de comerse al mundo, pero lastimosamente el efecto duró poco, solo fueron necesarias unas pocas palabras.

-Pero claro... ¿Qué se puede esperar de mujeres como tú? No perdiste oportunidad para atrapar a un hombre con dinero para que te saque de pobre, ¿Qué método utilizaste? ¿Acaso fue brujería?

-No sé de qué me está hablando, yo no estoy con Jason por dinero y tampoco he utilizado tales métodos.

-Dime Jason... ¿Qué tiene esta trepadora que no tenga yo?

-En ningún momento le he faltado al respeto, así que le exijo que me respete también.- Las clases de valentía que recibí por parte de mi madre sí que me estaban sirviendo.

-No seas ridícula...- El contenido de su copa fue a parar a mi vestido salpicando mi pecho, mi brazo derecho y parte de mi rostro, en ese momento las miradas estaban fijas en nosotros, no sabía si correr o quedarme pero sin duda no le iba a dar el gusto de verme llorar y humillada, Jason sacó un pañuelo del bolsillo de su saco y me lo entregó para que me retirara el líquido.

-¡¿Qué pasa contigo?!

-Eso quiero saber yo... ¡¿Qué te pasa? ¡Estás con una pobretona que solo está contigo por dinero... Te está utilizando para ser una de nosotros y no te das cuenta! ¡ESTÁS ENCEGUECIDO!

-No sabes lo que dices.

-Tranquilo Jason, déjala que piense lo que quiera, total, solo debe importar lo que pensamos y sentimos nosotros.

-Yo no voy a tolerar esto...- Fernanda introdujo la mano en su bolso y extrajo de ella un arma, un revólver pequeño pero letal y me apuntó. -¡Tú no puedes estar con ella! Soy yo quien debería ser tu novia, tu mujer, tu todo.

-Fernanda por favor baja el arma, no cometas una locura la cuál arruine tu futuro.

-Te equivocas, yo puedo hacer lo que se me dé la gana y tú no me lo vas a impedir, además sabes perfectamente que mi padre no permitiría que su única hija fuera a parar a la cárcel.

-Piensa bien lo que haces Fernanda... ¡No...!

El disparo sonó y un pitido en mis oídos me impedía escuchar lo que sucedía a mi alrededor, mis ojos se nublaron y mi cuerpo no se movía por el estado de shock, mi corazón latía frenéticamente y sentía correr con furia la sangre en mis venas.

El impacto de algo en mi abdomen me había hecho caer al suelo, jamás sentí tanto miedo en mi vida como en ese momento, miedo por dejar a mi hijo huérfano, miedo por el dolor que generaría mi ausencia en mis seres queridos, por suerte Ander quedaría en las manos capaces de mi madre y tendrían un techo donde resguardarse sin que nadie los moleste.

Mi vestido escurría sangre pero había algo extraño en la situación y es que no sentía dolor en absoluto, tal vez la excitación y adrenalina del momento me impedían sentirlo, no fue hasta cuándo mis sentidos se normalizaron que pude ver lo que realmente pasaba, el cuerpo de Jason estaba tendido en el suelo delante de mí, la bala penetró su cuerpo y no el mío.

El impacto que sentí fue de su mano apartándome para que la bala no me lastimara y en cambio puso su cuerpo como barrera para protegerme, las lágrimas comenzaron a salir sin cesár, a la chica la retuvieron los guardas de seguridad y a Jason ya lo auxiliaban médicos que asistían al evento ese día, mientras llegaba la ambulancia.

El miedo que sentía antes se intensificó al saber que el destino me arrebataba el amor por segunda vez, pero esta vez sería por mi culpa, por defenderme, pero lo que más me dolía era que no le había dicho aún a Jason lo que sentía por él y él en cambio con cada una de sus acciones me decía cuánto me quería, incluso al punto de sacrificar su propia vida por salvaguardar la mía.

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