CAPÍTULO 17

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El hombre delicado y caballeroso ha quedado atrás, abriendo paso a uno completamente desconocido para mí, uno que me desconcierta pero al mismo tiempo hace que aparezca mi versión más ardiente y lujuriosa.

Cada embestida de Jason creaba descargas eléctricas que recorrían mi cuerpo por completo, nuestros labios estaban hinchados por tantos besos y mi cuerpo tenía varias marcas producto del deseo y de la boca de Jason.

Me desconocía, jamás pensé estar en esa situación, en cuanto esos pensamientos llegaron a mi mente, los expulsé, quería disfrutar cada instante con tan exquisita compañía, era increíble que entre más duro me penetrara, más duro quería.

Mi trasero estaba rojo por las nalgadas que había recibido, mi cuero cabelludo ardía por tirar tanto de mi cabello pero no me molestaba, mi cintura tenía sus dedos pintados por lo fuerte que me sujetaba y aún así quería más.

Mis gemidos resonaban por toda la habitación, era como melodía para los oídos de Jason, nuestros jadeos eran cada vez más profundos mientras que ambos luchábamos por qué el encuentro no culminara.

Sobre mis rodillas y mis manos se encontraba reposado el peso de mi cuerpo sobre la cama y sobre las rodillas de Jason se encontraba el suyo, se sujetaba de mi cadera, mi cintura, mis hombros y mi cabello para embestirme con rudeza.

Me sentí victoriosa cuando escuché los gruñidos de Jason quien luchaba por no venirse, yo aún no estaba cerca del orgasmo, soy de esas mujeres que alcanza el orgasmo solamente con estimulación en el clítoris y desde esa posición no la tenía.

Jason dió fuertes palmadas a mis nalgas al mismo tiempo y fue en ese momento en que explotó, de no ser por el condón mi vagina hubiese quedado llena por tanto semen, me penetro un par de veces más mientras el líquido terminaba de salir y los espasmos de su cuerpo cesaban.

Salió de mí y se acostó tratando de recobrar el ritmo normal del latir de su corazón y su respiración, yo por mi parte me senté a un lado de él para admirar semejante escultura que tenía frente a mí y con la cuál acababa de tener una de las mejores experiencias sexuales de mi vida.

Estaba embelesada mirando su abdomen marcado, la musculatura sobresaliente de sus brazos y piernas, pero sobretodo detallando el largo y grosor de su pene, no me había percatado de que él también me miraba y detallaba cada curva existente en mi cuerpo.

A pesar de no haber alcanzado el orgasmo me sentía satisfecha, mi vagina junto con los labios menores de mi vulva ardían por la actividad frenética anterior, eso era el recordatorio de lo intenso que fue todo, de lo apasionado que es Jason.

Sus dedos rozaron mi espalda y parece que hubiese sido en otra parte, el placer me recorrió el cuerpo solo con ese mínimo toque, Jason sonrió con satisfacción al ver todo lo que provocaba en mí.

Cuando quería ser atrevida lo hacía muy bien, así que tomé su pene con mi mano derecha y comencé a masturbarlo para que se pusiera erecto de nuevo, Jason continuaba mirándome y sonriendo sin preocupación alguna, al parecer había dejado a un lado la tristeza que este día representa para él.

-¿Qué trata de hacer señorita?- Preguntó sonriente, fingiendo inocencia.

-Estoy tratando de tener una conversación con él, no te metas por favor.- Esta vez la sonrisa fue de malicia y no me esperaba su respuesta.

-Hasta dónde sé las conversaciones se llevan a cabo es con la boca no con la ma... Ahhhh...

No lo dejé terminar de hablar, introduje hasta la mitad de su pene en mi boca con delicadeza, el calor de mi interior provocó que su pene se endureciera rápidamente, continué metiendo y sacando su pene de mi boca de una manera tortuosamente lenta, Jason colocó su mano sobre mi cabeza para acelerar el ritmo pero no sé lo permití.

Me deleité viéndolo sufrir, apretaba sus ojos con mucha fuerza y su mano en mi cabeza, movía su cadera tratando de llegar más profundo y hacerlo más rápido, pero cuando hacía eso yo liberaba su pene de mis fauces a modo de castigo, el rostro de Jason reflejaba desespero y deseo, mucho deseo.

-¿Tienes más condones?- Le pregunté dejando el nerviosismo, la vergüenza y todo a un lado.

-Sí, ¿Necesitas uno?

-Colócatelo.- Le ordené.

Sin hacer más preguntas ni protestar buscó en su mesa de noche y sacó otro condón de allí, abrió la envoltura y cubrió su pene con el, en cuanto terminó me subí a horcajadas e introduje su pene en mi vagina nuevamente.

-Tú ya disfrutaste hasta el final, ahora es mi turno, necesito que te quedes quieto.

-Está bien, soy todo tuyo entonces.

-¿Todo mío? ¿Eso tiene algún otro significado?

-Puedes ponerle el significado que tú quieras Angelina, solo quiero que lo tengas presente, yo soy todo tuyo y... Espero que algún día tú puedas ser toda mía.

Sus palabras calaron más profundo de lo que pensé y mis ojos se cristalizaron, Jason posó sus manos en mi espalda y me inclinó hacia él para poder besarme, el beso era suave y delicado pero excitante al mismo tiempo.

Justo en esa posición comencé a mover mi cadera hacia adelante y hacia atrás haciendo que mi clítoris rozara con su ingle elevando el nivel de excitación, además mis sensibles pezones rozaban con sus duros pectorales lo que aceleraba aún más el proceso.

Jason se percató y tomó rápidamente mis pezones y los introdujo en su boca, los chupaba alternando movimientos bruscos y suaves, yo continuaba moviendo mi cadera sobre su ingle con su pene en mi interior, en un par de minutos sucedió lo incontenible, el orgasmo se abrió paso por mi vagina y mi boca, a través de un gemido gutural expresé lo placentero que había sido.

Me sujeté de su pecho con ambas manos y comencé a moverme hacia arriba y hacia abajo en movimientos rápidos, mi trasero golpeaba sus testículos y mis uñas lasceraban la piel de su pecho y abdomen, Jason me sujetó de la cintura intensificando el movimiento y se vino nuevamente.

Ambos quedamos exhaustos acostados uno al lado del otro y un largo silencio para nada incómodo nos hacía compañía, Jason tomó mi mano y la beso con delicadeza, lo miré y me sonrió con mucha ternura, yo repetí su acción.

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