CAPÍTULO 19

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Sentí que la jornada laboral fue eterna, al parecer los pacientes y familiares más complicados vinieron hoy, el sistema se confabuló con el resto de cosas para torturarme ya que estuvo dañado alrededor de dos horas, Paula sin querer botó la mitad de mi almuerzo, Jason no se apareció, tampoco me llamó o escribió.

Espero que la noche mejore, estoy afuera esperando a que llegue Rodrigo, Paula me acompaña y otros compañeros que se han unido para esperar transporte público.

-Entonces... Este amigo tuyo ¿Es lindo?

-Sí, es lindo pero ya te dije que tiene mujer, además no creo que pases mucho tiempo más enojada con tu marido, así que para qué buscar a otro.

-Buenas tardes señoritas.

-Hola Manuel.- Respondimos al unísono Paula y yo.

-Están esperando transporte supongo, aunque el de Angelina debe ser uno especial.- El tono irónico de Manuel encendió mis alarmas, ¿Qué sabe él?

-Sí, de echo ella está esperando a un amigo que viene a recogerla.- Paula siempre daba explicaciones aunque no tuviese que hacerlo.

-¿Un amigo? Déjame adivinar, ¿Jason Lombardi?

-¿De qué hablas Manuel?

-Deja de hacerte la pendeja Angelina, ayer ví perfectamente cuando subiste a la oficina de Jason y al rato se fueron juntos en su camioneta y no precisamente en dirección a tu casa.

-Eso no es de tu incumbencia, pero para que quedes más tranquilo te digo que no fue para nada de lo que estás pensando.- En realidad si fue, pero no fue con ese fin que salimos de aquí, tampoco admitiré delante de nadie que Jason me utilizó y jugó conmigo, así como con otras más.

-¿Entonces?

-Aproveché el tiempo para hacer unas vueltas, el jefe solo me acercó ya que yo iba en la misma dirección que él.

-No le prestes atención, solo quiere fastidiar, vete Manuel, tú tienes una moto en qué transportarte, adiós.- Afortunadamente Manuel obedeció a Paula y se fue de inmediato, la incomodidad no podía ser mayor. -Pero... Yo sí quiero que me cuentes con lujos y detalles qué pasó entre ustedes.

-Nada, ya se los dije, conversamos de cosas banales mientras íbamos en el auto, eso es todo, mira ahí viene mi amigo, ven y te lo presento.

Rodrigo detuvo su moto en la calle, muy cerca de donde nos encontrábamos, quitó su casco con una sensualidad única en él, nos mostró su perfecta dentadura en una gran y coqueta sonrisa, traía un suéter tipo polo con los botones abiertos dejando ver parte de su pecho y el cual apretaba ligeramente los músculos de sus brazos, un jeans ajustado y unos tenis, se veía estupendo y mi querida Paula se lo comía con la mirada.

-Hola preciosas.

-Entonces... ¿Tú eres el novio de Angelina?- Rodrigo sonrió encantado.

-Ya quisiera yo serlo, se lo he pedido pero ella no quiere.

-Hola... Estoy aquí.- Me acerco y saludo a Rodrigo con un beso en la mejilla. -Ella es Paula, Paula él es Rodrigo.

-Encantado.- Dijo Rodrigo dándole la mano a Paula para saludarla. -¿Nos vamos?

-Sí está bien, nos vemos mañana.- Me despedí de Paula y me subí a la moto, en cuanto me subí Rodrigo la puso en marcha hacia un rumbo desconocido para mí, trataba de hablarme pero la brisa por la velocidad a la que íbamos no me permitía escuchar muy bien.

Después de veinte minutos conduciendo Rodrigo se detuvo en una zona un poco apartada, con una especie de mirador donde se podía ver gran parte de la ciudad, la noche caía y las luces tanto naturales como artificiales comenzaban a hacer su magia.

-Es una vista hermosa.- Dije anonadada observando todo a mi alrededor.

-Sabía que te gustaría.- Me abraza por la espalda y besa mi cuello. -A mí me gusta verte a ti aunque tú no quieras verme.

-Yo nunca he dicho que no te quiera ver.

-Pero no haces el esfuerzo por verme, ni siquiera me escribes para ver si estoy vivo.

-Tienes razón, disculpa.

Vaya! Aceptaste rápidamente, ¿Estás bien?

-A ti no te puedo mentir, hoy no ha sido mi día, no me siento bien de ánimo, pero no quiero hablar de eso por favor.

-Está bien, dime qué puedo hacer por ti, para alegrarte.

-Bésame.

-¿Lo dices en serio?- Asentí con la cabeza. -Será un placer.

Rodrigo se separó y se posicionó delante de mí, envolvió sus brazos en mi cintura y pegó su cuerpo completamente al mío, yo entrelacé mis brazos alrededor de su cuello y quise olvidar con sus besos, el sabor de los besos de Jason.

Nuestras bocas se abrieron para recibir la del otro y nuestros labios se fundieron justo como antes, como si el tiempo no hubiese pasado, el beso era cada vez más demandante pero en esta ocasión el calor del beso no se apoderaba de mi ser, mi cuerpo estaba allí pero mi mente estaba buscando la esencia de Jason por algún lado.

Al rato nos separamos en busca del preciado oxígeno y pude ver a un Rodrigo feliz y sonriente, me volvió a dar otro beso pero esta vez corto y ligero para luego abrazarme, pude sentir el latir desbocado de su corazón y el amor en el fuerte apretón de ese abrazo.

-Son las seis en punto, ¿Quieres irte a tu casa o qué prefieres hacer?

-Prefiero quedarme aquí otro rato, es muy bella la vista.

-Si tuvieras mis ojos créeme que te darías cuenta de lo bella que es la vista desde aquí.

-Pero es la misma vis... No te refieres a eso...- Sonreí tímida, el sonrojo era notorio.

-Sabes, yo sería feliz si pudiese verte a diario, pero si pudiese hacerte el amor sería extremadamente feliz.

-Tan bobo.

-Por ti.

Nos volvimos a besar, la pasión afloró en ese beso, nuestras manos recorrían nuestros cuerpos cubiertos aún por nuestra ropa, me tomé el atrevimiento de tocar su pene ya erecto y acariciarlo suave mientras que él apretaba mi trasero con sus manos, soy consciente de que estoy haciendo mal las cosas pero necesito sacarme a Jason de la cabeza.

Nos separamos y antes de que la situación pase a mayores le pido a Rodrigo que me lleve a mi casa, no quiero dañar la vida de otros, basta y sobra con la mía.

De camino a casa pienso en todo lo sucedido con Rodrigo y decido no volver a verlo, espero ser fuerte, mantenerme firme y no ceder ante su insistencia, ahora no se lo diré, no quiero tener esa discusión con él, sin que Rodrigo lo supiera esta fue la despedida.

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