Mi novia.

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Capítulo 33:

Jazmín.

Marco condujo a toda velocidad sin importarle las señales. Literalmente llegamos a aquella casa en medio de la nada a la que ya estaba acostumbrada a estar cada día.

No lo esperé, salí del coche y entré en la casa tan rápido como pude. Bajé las escaleras de dos en dos y al abrir la puerta de aquel sótano, allí estaba. Atado a una silla y con la cara ensangrentada estaba mi padre.

Adriano no paraba de pegarle una y otra vez gritándole de todo. Insultándole. Preguntándole. Daba igual, se estaba desahogando.

Le cogí la muñeca a Adriano impidiéndole que le diera el siguiente golpe y lo miré.

-Sal de aquí- dije.

-¿De que coño vas?

-Dije que lo quería vivo. ¡Vivo!- grité- y un poco más y me lo matas aquí. Sal de aquí Adriano. No me obligues a echarte.

Adriano se soltó de mi agarre y me encaró. Olía a whisky y por sus pupilas dilatadas supe que estaba hasta arriba de coca. Si no le había dado una sobredosis era un milagro.

-Vas a tener que echarme- se acercó más a mi y yo no temblé en sacarme la pistola de la espalda y ponérsela en la sien.

Adriano me miró sorprendido y yo cargué la pistola con el cañón en su sien.

Marco entró. Pensé que me detendría pero no. Se quedó a la espalda de su padre observando aquella escena como todos los demás que habíamos en aquel sótano.

-Como sea por las malas sales en una caja- advertí.

Adriano frunció el ceño y cuando se dio cuenta de que yo no bajaría la pistola, dio varios pasos atrás y salió por la puerta pegando un portazo.

Volví a guardarme la pistola en la espalda y miré a Marco quien sonreía.

Me di la vuelta y miré al hombre que decir ser mi padre. Al asesino de mi madre. En ese momento no sabía quién era, pero de lo que estaba realmente segura era de que ese hombre no era el mismo que me enseñaba cosas sobre coches o se tiraba conmigo hasta tarde viendo películas de acción. No era el.

Me incliné hacia el hasta quedar a su altura y le clavé mis ojos marrones en los suyos negros.

Mi primer instinto fue cerrar el puño y clavárselo en la cara. Se lo merecía. Y esto sólo era el principio.

Escupió la sangre que le salía de la boda y luego me sonrió.

-Cuánto has crecido, hija.

-No me llames así. Yo no soy tu hija.

-Si, si lo eres. Mírate. Tienes los mismos cojones que yo.

-Tiene más que tú- le contestó Marco.

Alejandro lo miró y luego volvió a mirarme a mi.

-Mataste a mi madre- afirmé - ¿y te atreves a decir que soy hija tuya? Eres un cabrón. Mi padre murió. Yo misma fui a su entierro.

-Tuve que fingir mi muerte.

-No quiero escucharte. ¡No quiero!

Me lleve las manos a la cabeza y suspiré varias veces. Me di la vuelta para mirar a Marco y el dio varios pasos hasta a mi. Acunó mis mejillas y junto mi frente con la suya.

-Puedo hacerlo yo- susurró.

Sabía a lo que se refería. Me estaba recordando que no estaba sola y que no tenía por qué matarlo yo. Pero tenía que ser así, tenía que ser yo.

Filofobia #1 |+18|حيث تعيش القصص. اكتشف الآن