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Marcela POV

—Te quedaste corta cuando me dijiste que Andrea era guapa, esa mujer está demasiado sexy, hermosa, mira que dejo de ser hetero por ella— hablaba mientras seguía comiendo del desayuno que hizo Andrea para mí.

—No digas estupideces, y dejame un poco—la verdad si quería probar lo que me cocinó.

—Dijiste que desayunarias en la cafetería— respondió.

Tuve que quitarle el plato, para de esa manera probar un poco. Nada mal, Andrea cocina delicioso.

—Cocina bien, no? Dicen que así como cocinas eres buena en otras cosas también—sonrió coquetamente, sabía a que se refería.

—No lo sé —quise restarle importancia.

—Pero quisieras saberlo y no puedes negarlo.

—Deja ese tema en paz. Andrea nunca se fijaría en mi, ya te lo he dicho.

—Pero te hace desayuno, te deja quedar en su casa. Amiga date cuenta.

—Es simple amistad. Ella me dejó en claro que solo somos amigas.

—Claro y a los amigos se los besa en la boca— replicó.

—Fueron casos puntuales, estábamos sensibles y pasó. Ella está enamorada de otra mujer.

—¿Cómo sabes?—se interesó.

—La escuché hablar por teléfono, ella  está muy enamorada de otra mujer, yo no tengo ninguna oportunidad—me dolía aceptar la realidad pero era así.

—No lo sé amiga, sentí un atisbo de celos cuando me vio contigo. Y soy buena para notar esos sentimientos.

—Estas loca, mejor iré a tomar un baño—no quería crearme falsas esperanzas.

—Engañate, amiga. Yo terminaré de comer.

Cómo creer que una mujer como Andrea, que puede tener a quien se le plazca se fijaría en un ser tan simple como yo. Es algo imposible, no tengo ninguna gracia, y muchos complejos.

Andrea POV

Un mañanero contigo se siente muy bien—susurró mi amante de turno. Después de mi encuentro y rechazo de Marcela, tenía que despejar mi mente, y no hallé mejor manera.

—No estuvo mal, pero ya debo irme. Tengo mucho trabajo—lo que menos quería era entablar una conversación, cumplió con lo que debía hacer y ya está.

—Tan comunicativa como siempre— bromeó.

Tomé mis cosas, debía ir al trabajo.

—Buenos días, jefa. Tiene un visita esperando en su oficina—comentó mi secretario.

—Dejaste entrar a un desconocido a mi oficina—recriminé—sigues haciendo méritos para que te despida —no lo dejé hablar, entré para ver de quien se trataba.

—Socia, tanto tiempo sin verte—no podía ser cierto, maldita suerte la mía.

—Daniela, ¿qué carajos haces aquí?—pregunté alterada. Es cierto que me había dicho que estaba en la ciudad, pero no esperaba verla aquí.

—Tambien me da gusto volver a verte, que calurosa bienvenida—ironizó.

—Disculpa, no comencé bien la mañana. Pero en serio, qué te trae por aquí.

—Visitar a una vieja amiga y socia. Además de saber como va el negocio—comentó.

—Pues muy bien, pronto abriré un nuevo local en otra ciudad. Te mande un email informandote—replique

—Mmm... no me di cuenta, es mejor saber esas buenas nuevas en vivo y en directo, ¿no crees?—habló sin dejar de sonreír.

—Quizás. Y tu novia— me interesé en saber

Se removió incómoda en su asiento.

—No funcionó y esta vez no fui yo. Solo que no eramos la una para la otra.

—Lo siento. La última vez que te vi estabas muy entusiasmada—admití.

—Pues sí, como cualquier chica ilusionada que piensa que esta vez si será para siempre. Igual eso es pasado y dime, tú ya tienes a alguien en tu vida—preguntó.

—No, las relaciones no son para mí —mentí.

—Andrea y su coraza de chica mala. Contestame algo, espero que no te molestes. ¿Sigues enamorada de Alejandra?—la maldita pregunta que no quería escuchar.

—No responderé eso—farfulle

—Eso es un sí claramente —asumió—despues de tantos años la sigues esperando, admiro tu valor.

—No es valor, es amor que no muere con el tiempo—respondí sutilmente.

—Pero ¿vale la pena?—preguntó

—Totalmente, aunque ella solo me quiera como amiga—confesé

—Cómo sabes, has hablado con ella ahora—joder, yo y mi bocota.

—Sí, lo cierto es que está en la ciudad.

Vi un cierto brillo y asombro en sus ojos.

—Tú, ya no sientes nada por ella— pregunté.

—¿Qué? No, yo ya asumí que lo nuestro no funcionaría. Y solo espero que ella esté bien—respondió.

—Lo está, y estará mucho mejor cuando acepte estar conmigo.

—Vaya, que segura estás. Pero te deseo lo mejor, aunque debes de entender que si ella no quiere nada contigo debes respetarlo.
Aparte ella está casada, lo recuerdas.

Por lo visto ella no sabía lo que había pasado en la vida de Alejandra. Y ni sería yo la que le contara.

—Me lo dices tú, que te metiste con ella aunque estaba casada con tu padre—contraataqué.

—Por favor, Andrea, eres mejor que eso, sabes muy bien como fue la historia.

—Perdoname no quería ofenderte. Es que es difícil aceptar que Alejandra no me quiera de la misma manera—acepte derrotada.

—Todo puede pasar, no te desanimes, pero tampoco pierdas tu dignidad, no lo olvides.

—No sé si me quede algo de ella.

—Sé que es un poco temprano, pero vamos por unas copas, creo que nos vendría bien.

—Para tomar no hay hora, vamos—secundé.

Salimos de la oficina para ir al bar de nuestro local. Aprovecharía de olvidarme hasta mi nombre.


Sí lo sé no tengo perdón.  Ya sería inútil pedir disculpas.

Nuevo capítulo, espero les guste.

Creen que Marcela necesita conocer a alguien más 👀

Por cierto si quieren leer los relatos, tengo un bono de 50 para que desbloqueen capítulos.

Codigo de Canje: 49FVSTH5

Nos vemos algún día.






Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora