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A veces las cosas no suceden como queremos pero no por eso quiere decir que hemos perdido, quizás hemos ganado y no nos damos cuenta.
Tener una relación va más allá de un sentimiento es un compromiso que hacemos con alguien más, por lo cual si no tenemos un compromiso con nosotros mismos, si no nos sentimos preparados, no nos aceptamos tal cual somos, no podemos tener una relación estable, esto es lo que pasó con Andrea, por más que sentía que quería a Marcela no podía entregarse a ella como debía; tenía muchos demonios en su interior, una inseguridad que la traspasaba e intentaba ocultarla con un disfraz de frialdad, pero por ese mismo amor que sentía por la pelirroja había decidido alejarse y encontrar su verdadero yo.

Podría que Marcela no la esperara todo ese tiempo que se tomaría, pero era un riesgo que estaba dispuesta a tomar por su bienestar, sanar sus heridas, perdonarse por las veces que perdió su dignidad en nombre del amor cuando en sí eso pudo ser llamado obsesión por mantener un pasado que lastimaba, pero para ella era su lugar seguro.

—Andrea, ¿estás bien? —mi mente se había perdido viendo la inmensidad del mar.

—Descuida, solo sucumbí en mis pensamientos—como pasaba muy seguido.
Haber elegido vivir cerca del mar, fue la mejor decisión poder observar los atardeceres, el ruido que emanaban las olas me producían una especie de tranqulidad absoluta. Era casi perfecto, esto no estaba completo aún.

Sentí la cercanía de Camila atrás mío, comenzó a masajear mis hombros.

—No crees que es tiempo de volver, ya llevas dos años fuera del país.
Alcé mi mirada para poder observarla.

—No lo sé, siento que no estoy preparada.

—Preparada ¿para qué? Temes que Marcela ya tenga a alguien —Indagó. En cierta parte era eso, pero también volver al lugar donde sufrí no me animaba del todo.

—Sería lo más lógico ha pasado mucho tiempo, no espero nada de ella—suspire, no lo creía del todo.

—Vamos Andrea, no te engañes tú sigues amando a esa mujer, no has vuelto a mirar a nadie desde que terminaste tus sesiones con la psicóloga.

Camila había estado todo este tiempo conmigo, no entendía como logró encontrarme si amenacé a mi secretario para que jamás diera información, pero olvidaba que mi amiga tiene métodos poco ortodoxos para conseguir lo que se propone, sin embargo, agradezco que esté conmigo me ha hecho la vida mas llevadera. 

—La amo, pero eso no quiere decir que deba interrumpir en su vida. Camila, y si ya tiene a alguien, con mi presencia solo podría complicarlo todo para ella.

—Si ya tiene a alguien más pues la felicitas, que se note todas esas sesiones que recibiste, como toda una mujer madura  le robas un beso y le preguntas si quiere fugarse contigo—entre cerré mis ojos al escuchar la estupidez que había dicho.

—No me parece gracioso, Camila—volví a callarme pensando un poco más. Sería muy loco si vuelvo...— Hagamoslo, vamos a volver —aseguré. Una parte de mí se moría por ver a Marcela nuevamente.

—Excelente decisión, los boletos ya los tenía comprados, mañana por la mañana salimos y no me mires así, sabía que tomarías la mejor decisión —Simplemente me reí, ella es un caso perdido.

Estaba a un día de volver a aquel lugar donde viví muchas cosas, buenas y malas, dónde tantas veces me humille por una mujer, cuando frente a mí siempre estuvo ella, la pelirroja que se desvivía por mí y nunca lo valoré como se debía.

Con cada sesión que tuve pude entender que a la persona que amé desde el principio fue a Marcela, simplemente tenía miedo de aceptarlo, porque no me creía merecedora de ese amor, para mi mente la mujer de mi vida era Alejandra alguien igual que yo con un pasado turbio, tampoco caí en cuenta que ella había cambiado, no era esa mujer del pasado, todas avanzaron menos yo, que no quería salir de la oscuridad.

Pero ahora me había perdonado, mi niña interior se encontraba en paz. Siempre pensé que pedir ayuda significaba mostrar debilidad, darle el poder a alguien de conocer más sobre ti y lastimarte en algún momento. Nada más alejado de la realidad cuando sabes con quien acudir para liberarte.

****

—Bienvenida nuevamente —Camila, abrió los brazos acaparando el viento frío que soplaba en la ciudad.

Mientras yo miraba alrededor, no habían cambiado muchas cosas en este tiempo, es como si aquí se hubiera detenido todo.

—No te quedes ahí, si no quieres que se te congele el trasero—pasó por mi lado dándome una nalgada. Maldita.

—A dónde iremos, a tu departamento o aun hotel—pregunté.

—Pues tú tienes dos departamentos, elige el que quieras, Marcela no está en ninguno de ellos.

—¿Cómo sabes?—pregunté

—Mujer, quién se quedaría en el mismo lugar que compartió con su gran amor no correspondido—sentenció. Su punto tenía lógica.

—Vamos a mi departamento, al de siempre, quiero ver como quedó después de la inundación y de la remodelación.

—Como ordene, jefa.

No pude evitar sentir un pequeño nudo en la garganta cuando a lo lejos pude observar aquella cafetería de la cual tenía buenos recuerdos.

Será que ella estaba ahí.

—Para el auto, para—pedi a Camila en un acto desesperado.

—¿Qué pasa? Aquí no puedo parar deja que llegue a la otra esquina.

Yo no podía esperar, quite mi cinturón.

—Qué diablos piensas qué haces—Ella detuvo la velocidad y yo aproveché para bajarme.

Tal vez las sesiones no sirvieron del todo, me quedaba algo de locura, pase como pude la vía sin ser atropellada. Debía comprobar si tal vez ella se encontraba ahí.
Con cada paso que daba mis latidos se aceleraban, si la veía qué sería lo primero que le diría. Y si me odiaba por abandonarla, con esos pensamientos mis pasos comenzaron a ser más lentos.

Me detuve frente a la puerta de aquel lugar. Cerré mi mano con fuerza, una parte de mi quería huir la otra quería entrar, sin embargo, no tuve tanto valor, di media vuelta, hoy no sería.

—¿Andrea?—escuché una voz muy conocida para mí, era...

¿Quién era?😲

Creen que Marcela esperó a Andrea 🤔 solo pasó un capítulo ok no 🤣

Por cierto me he creado un instagram donde subiré cositas de las historias o si quieren preguntar lo que deseen.
Usuario: may.c93
Las espero por allá.

Ojalá les guste este capítulo, nos acercamos al final.

Besitos.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora