Siempre fuiste tú

22

—Si sigues tomando así no recordarás ni hasta tu nombre.

—Eso quiero—Respondí
—Vamos, Andrea deja ese vaso, mi intención no es terminar borrachas—comentó Daniela.

—Tú no, pero yo sí, necesito sacarme de la cabeza a la pelirroja y del corazón a Alejandra.

—Pelirroja, ¿a quién te refieres?—mi maldita boca no puede quedarse callada y menos con tragos encima.

—Nada, ya no sé lo que digo.

—Andrea, no seremos mejores amigas pero si quieres desahogarte con gusto te escucharé y te prometo no juzgarte—propuso.

No respondí, qué podría decirle; me gusta Marcela pero amo Alejandra o a estas alturas no sé de verdad que es lo que siento. Moví mi cabeza tratando de alejar aquellos pensamientos y bebí lo que quedaba en mi vaso.

—Está bien, entiendo tu postura si no quieres hablar, creo que ya hemos tomado suficiente, en concreto tú, no dejarás nada para la noche—bromeó.

—No te preocupes hay de sobra, ¿otra ronda más?—propuse. Mi voz perdía fuerza.

—No, por dios mujer deja ese vaso. Vamos te llevaré a tu oficina.

—No, no, a mi departamento—pedí arrastrando las palabras.

—Bueno, eres tan dura para todo menos para el alcohol. Te ayudo—Se levantó, tratando de ponerme a mi de pie.

—Tranquila si no estoy tan mal—me levanté pero trastibille volviendo a caer en el asiento. Liberé una carcajada, diablos si estoy mal.
Acepté su ayuda, y me llevó agarrada hasta su auto.

—Ahora sí, dame tu dirección para llevarte.

Se la di, la colocó en el gps y es lo ultimo que recuerdo, el sueño me venció.

—Andrea, Andrea despierta —escuchaba una voz hablar a los lejos, de a poco empecé a abrir mis ojos.

—Por fin, llegamos a tu departamento. Tenía la opción de llevarte en mis brazos pero no, siento que no eres muy ligera y mis brazos no son tan fuertes.

—Debilucha—bromee, causando gracia en ella. Dormir me había ayudado un poco, salí del auto, la cabeza comenzó a darme vueltas pero pude mantenerme en pie.

—Te acompaño, debo asegurarme que llegues a tu puerta y a tu cama.

—No piensas aprovecharte de mí—acuse.

—Por favor, Andrea no soy de esas, aunque no estas nada mal—susurró.

—Tiempo pasado—hablé.

—Sí, sí en su tiempo lo disfrutamos pero ya pasó, yo si olvido el pasado—golpe bajo.

—Perra—susurre provocando la risa de Daniela.

—Tus llaves—pidio cuando llegamos a mi puerta

Toqué mis bolsillos, mierda se quedaron en mi bolso

—¿Qué pasa?

—Se quedaron en mi bolso—admití.

—Joder y ¿ahora? Nos regresamos a verlas—opinó

—No, creo recordar que le di unas al conserje por cualquier emergencia es cuestión de llamarlo.

Tomé mi celular y marque su número con un poco de esfuerzo porque sentía que los números se movían, al segundo repique respondió, y estaba en lo cierto le había entregado unas copias.

—En unos minutos viene con las llaves.

—Perfecto, oye no te duermas—sentía que se me cerraban los ojos sin querer, anoche tampoco había podido dormir bien después de lo que pasó con Marcela.

Me arrime a la puerta hasta que escuché hablar al conserje, con la ayuda de él se pudo entrar.

—¡Dios! Por qué las cosas no dejan de dar la vuelta—exclamé cuando sentía que en el mundo giraba.

—Borrachera le llaman, dónde está tu habitación debes recostarte.

Caminé hacia mi habitación sintiendo los pasos de Daniela atrás.

Caí como plomo a la cama, gracias al cielo que fue a la cama y no al suelo.

—Carajos mujer, por poco y te estampas contra el piso—segun yo había calculado bien.

—Dejame ayudarte con los zapatos y la ropa.

—No, tu quieres abusar de mí—acuse, en realidad ya no sabía lo que decía, creo que el aire empeoró mi embriaguez.

—No seas ridícula, en ese estado me podrían acusar de violación no estás con los sentidos bien puestos.

—Mmm—sentí como retiraba mis zapatos.
Subió a la altura de mi cuerpo empezando a desabotonar mi camisa, puse mis manos en mi pecho

—Andrea, por favor te he visto desnuda muchas veces, no será nada nuevo—Retiré mis manos permitiendo que me liberara de la prenda. Estaba por quitarme el pantalón, cuando escuchamos una voz detrás de Daniela.

—Perdon no quería interrumpir— esa voz era era... Marcela? Intenté ponerme de pie pero fue imposible terminé por dormirme.

Marcela Pov

Lo que faltaba que ahora trajera a sus mujeres a la casa, salí de inmediato de su habitación sintiendome la mujer más idiota del mundo.

—Hey, hola ¿a dónde vas?—habló aquella tipa que estaba desvistiendo a Andrea.

—Disculpa, no pensé que había alguien en la casa, solo vine por unas cosas.

—¿Vives aquí? Pensé que Andrea vivía sola, por cierto me llamo Daniela un gusto—extendió su mano, no podía negar que era una mujer muy hermosa, sus facciones, sus ojos grises, realmente preciosa como le gustan a Andrea.

—Sí, no por mucho tiempo soy Marcela, encantada—respondí apretando la mano que me ofrecía.

—Bonito nombre, al igual que tu cabello, es natural—preguntó.

—Sí, viene de familia —no sabía ni porqué le estaba respondiendo a esta tipa.

—Lo que viste en la habitación no lo mal intérpretes es solo que...

—No tienes porqué explicarme nada, eso es de ustedes, perdón a mi por causar molestias. Si gustas puedes volver yo regresaré a mi cafetería.

—Tienes cafetería, me vendría bien, no desayune y me alcoholice con Andrea—me sorprendí era casi medio día.

—Puedo pedir que te traigan algo.

—No no, te puedo acompañar, Andrea cayó en un profundo sueño, y yo necesito comer— me miró con aquellos ojos grisáceos que se me hizo imposibles decirles que no.

Dejamos a Andrea en su profundo sueño. Me explicó lo que había pasado, no tenían nada, y por un momento sentí un gran alivio.

—Bonito lugar—aduló cuando llegamos a cafetería.

—Gracias, puedes sentarte donde gustes—Ofrecí.

Se dirigió a la parte frontal donde estaba el barista.

—Aqui estaré bien, me acompañas a un café— preguntó.

—Lo siento, debo trabajar—me disculpé.

—Solo un café por favor, me gustaría conocerte un poco más la verdad—y volvió a mirarme con esos ojos hechizantes.

—Bien, solo uno—acepté, en cierta manera esta mujer atraía.

Lo sé lo sé, soy lo peor, pero a estas alturas ya deben saber como soy.
Espero les guste.

Creen que Marcela termine enamorada de Daniela👀

Trío amoroso, cuarteto amoroso, no se lo pierdan en un próximo capítulo...

Besos.