3

2.7K 206 17
                                    

2 años después

El bar iba de viento en popa, la inyección de capital por parte de Daniela resucitó a fantasía, además de los cambios que realizamos ahora éramos uno de los bares más cotizados de la ciudad; nuestras chicas, las más pedidas en la página web que teníamos.

No podía quejarme por el dinero, ahora mi nombre era muy conocido, me había convertido en alguien importante, sin embargo, aún no podía ser feliz completamente, pensar en Alejandra me gastaba, me ponía mal.
Y los malditos hubiera venían a mi mente; si hubiera aparecido antes, si hubiera estado para ella cuando Daniela la dejó, las cosas pudieron ser distintas, tal vez ahora estuviera con ella, pero los hubiera no existen, los hubiera solo me sirven para lamentarme, para sentirme peor.

Dejé de pensar en lo que pudo ser y no será y baje de mi auto. El valet parking estacionaría mi mercedes.
Yo me dirigí a la entrada del bar, podía entrar por la puerta exclusiva para mí, pero decidí usar la general quería ver como estaba el ambiente, de vez en cuando lo hago, así me percato de que todo marche muy bien.

Había dos chicas dando su espectáculo de striptease, Sabrina y Julia, las mejores bailarinas que he podido contratar, las presentes quedaban fascinadas con aquellas mujeres de cuerpo envidiable.
Seguí caminando sin percatarme del camino, solo observando a mis diosas, hasta que terminé por chocar con alguien. Una bebida alcohólica cayó en mi blazer y sentí que me llenaba de coraje.
Alce mi mirada para ver quien fue la estúpida que lo hizo y me encontré con unos ojos profundos que mostraban terror por lo que habían hecho.
Detallé su rostro, piel blanca con tiernas pecas que adornaban su nariz, finos labios rojos entreabiertos por la sorpresa, un cabello rebelde algo rojizo que se complementaba perfecto con sus ojos azules.

—Mil disculpas, no fue mi intención venia desprevenida, yo, ¡ash! soy muy torpe—chilló por lo que causó.

—También fue mi culpa por no fijarme en el camino—asegure, y era la verdad.

—Te pagaré la tintorería, esa mancha no puede arruinar tan bonito blazer— habló. Era lo que menos me importaba, podía comprarme diez más si quisiera.

—No hace falta, solo hay que tener mayor cuidado para otra ocasión- reñí y la dejé con la palabra en la boca. Se avecinaba un dolor de cabeza y no quería pagarlo con ella.

—Andrea, pero qué le pasó a tu blazer—preguntó Camila, al ver esa fea mancha en mi prenda.

—Un accidente, toma, bótala a la basura—Se la di, ya no la quería.

—Pero llevándola a la tintorería queda como nueva—replicó

—No me interesa, si quieres quédatela y la llevas tú.

—Por lo que veo, vienes con tu típico humor de perro rabioso. Hasta cuándo seguirás así, debes superar el pasado para que puedas ser feliz Andrea—aconsejó mi asistente.

—No sé de qué hablas, solo estoy ofuscada por lo que pasó, nada más.

—Por qué no salimos a ver el show, así te distraes. Hoy hay una despedida de soltera, una pobre alma que se condenara al matrimonio para siempre—dramatizó colocando su mano en la frente.

—Anda tú, yo iré a revisar unos documentos pendientes—traté de librarme de ella.

—No, señora, tú puedes hacer eso cualquier otro día, estoy cansada de verte con esa actitud. Vamos a pasarla bien, eres la jefa, nadie podrá reprocharte—¿Señora? Esa era la manera de molestarme, soy más joven que ella. Tomó mi mano y volvimos a la sala de espectáculos.

—Eres una pesadita—reproché caminando sin muchas ganas.

—Me lo agradecerás. Mira, ahí está Susana—después de haberla rechazado sin fin de veces entendió que no estaba interesada en ella, sin embargo, en ocasiones trata de coquetearme.

—Mantenla alejada, no quiero mujeres por esta noche.

—Te estas volviendo en una amargada de primera. No te vendría mal una lengua entre las piernas.

—No seas vulgar

—¿Qué? no te escuché, el ruido está muy alto—mintió, la música dejaba escuchar perfectamente.

—Olvídalo.

Llegamos hasta la primera fila donde iban las personas VIP. Me senté cruzando mi pierna, comenzaría el segundo show, estaba dedicado a la futura esposa.

Mire alrededor y vi a esa tipa que manchó mi blazer, estaba con su grupo de amigas.
De repente, las luces bajaron su intensidad, y entre una cortina de humo apareció Leonela, mi morena de ojos esmeralda que vuelve loca a todas las mujeres. Su mirada te dejaba hipnotizada, te atrapaba con cada movimiento que hacía, su cuerpo tonificado deslumbraba. Todas esas mujeres gritaban por ella, es todo un espectáculo. Se escuchó por los altavoces un nombre "Marcela" volví a mirar donde estaba aquella mujer, y vi como sus amigas la tomaban de los brazos y la llevaban a la tarima.

¿Acaso ella era la prometida?

Por más que trató de rehusarse terminó encima de la tarima, un asistente colocó una silla y Marcela que es el nombre que mencionaron, se sentó. Ocultaba sus ojos con sus manos.

Leonela tomó las manos de esa mujer y las retiró de sus ojos, colocándola en sus pechos. Su amigas gritaban de emoción, mientras que Marcela ponía cara de circunstancia, pobre mujer, no sabe disfrutar.

Aunque yo no era la mejor en ese tema.

Mi diosa se sentó en su regazo y comenzó a restregarse sensualmente, mientras se escuchaba "earned it" por los altavoces.
Mis ojos no podían alejarse de aquella mujer, me causaba ternura ver como se intimidaba por lo que hacía Leonela, en un momento la pelirroja  posó sus ojos en mí, creo que recién se dio cuenta de mi presencia, le sonreí amablemente y con mi mirada traté de expresarle que disfrutara del show...

Capitulo nuevo, espero les guste.

¿Alguién que haga striptease? 😂

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora