Especial

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Han pasado varios años desde que decidí compartir mi felicidad con Marcela y sin duda ha sido la mejor decisión de mi vida.

Siempre fue ella

—Amor, hoy tenemos cena familiar no lo olvidarás —Recordaba mi esposa pelirroja. Ahora teníamos como tradición cenar entre familia, Alejandra y Daniela, mi suegro y Carla con Valentina ésta última prima de Daniela, me agrada aunque a veces saque de casillas a todos.

—Lo sé, preciosa. Vendré puntual para ir, solo debo firmar unos papeles para la ampliación de un nuevo bar— aunque hayan pasado varios años me mantenía en el negocio, la verdad es muy rentable.

—Vale, yo iré al local y después a ver como va la remodelación de la sucursal—se despidió dejando un beso en mis labios.

Cada una tiene sus ocupaciones pero siempre buscábamos la manera de estar juntas, siento que eso ha sido la estabilidad para nuestro matrimonio, saber estar separadas en momentos pero siempre volver a estar juntas.

Me ocupé de todas las diligencias que tenía; acudí a un centro comercial compraría regalos para los hijos de Valentina,  Gabriela y Juan ese par de chuckisitos se han ganado mi corazón con sus travesuras, se merecen lo mejor.

*****

—Tengo a la mujer más  hermosa del mundo —exclamé cuando vi a Marcela con su vestido negro, lograba resaltar sus expresiones, y su cabello recogido la hacían ver como una celebridad.

—Tú lo eres—sonrió dejando un beso en mis labios, no pude evitar sonreír. Mi corazón seguía acelerándose con su sola presencia.

—¿Estás lista?

—Nací lista—respondió sonriente— ¿y esos regalos? No me digas, para los diablillos.

—Son chuckisitos, amor. Y sí, es para ellos—aclaré.

—Bueno, chuckisitos. Los consientes mucho.

—Es que los siento como mis sobrinos, sabes que no tengo familia.

—Nosotros somos tu familia, y te amamos. No te gustaría agrandar la familia—indagó. Me sorprendió un poco la pregunta.

—¿Agrandar? ¿Te refieres a tener un hijo?

—Es una idea, o si prefieres adoptamos un cachorro, y después vemos.

—Un perrito, yo nunca tuve una mascota—no pude evitar que se removieran cosas del pasado. Demonios

—Claro, amor. Es una gran responsabilidad pero sé que juntas lo podemos lograr. Después podríamos pensar en tener un bebé o adoptar, hay muchos niños esperando la oportunidad de ser parte de una familia.

—Por cosas así es que te amo demasiado, eres hermosa en todo el sentido de la palabra y si es de tu mano  acepto todo—Tomé su mano dejando un casto beso en ella.

—Y yo te amo a ti. Ahora sí vamos que llegamos tarde.

Cerramos todo y fuimos a la mansión de Alejandra no había otra forma de llamar el lugar donde vivían. Si quisiera podríamos vivir todos y aún quedaría espacio.

—Tía, tía —escuché la voz de Gabriela corriendo por el jardín hasta llegar a mi altura. Estaba muy grande, pronto terminaría la escuela.
Atrás de él venía el pequeño Juan, un poco más cauto.

—Hola preciosa, que guapa estás

—Lo sé tía, dime algo nuevo. Eso que traes ahí es para nosotros—curioseo cuando vio mis manos

—Lo es, pero te faltó saludar a mi esposa

—Disculpa tía Marcela, pero es que me olvido de todo cuando veo a la tía Andrea es tan bella—habló entre suspiros.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora